“Tuve uno de los mejores ejemplos de la igualdad”

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Todavía
no
lo
sé,
es
algo
que
no
puedo
responder
todavía”
dice
Juana
Viale.
Habla
sobre
que
implica
Juana,
la
obra
de
teatro
que
estrena
hoy
y
que
la
tiene
frente
a
una
de
las
aventuras
lúdicas
más
importantes
y
jugadas
de
su
vida.
En
Juana,
Vi​​ale
es
Juana
de
Arco,
la
Papisa
Juana,
Juana
la
Loca,
Sor
Juana
Inés
de
la
Cruz,
Juana
Azurduy
o
Juana
Doña,
entre
muchas
otras.
Y
así
la
lista
de
Juanas
que
hicieron
historia,
que
perdieron
la
vida,
que
marcaron
al
mundo
a
fuego.
Pero
Viale,
de
familia
de
artistas,
entre
otras
profesiones,
sigue
con
ese
hilo
de
pensamiento:
“Me
encantaría
saber
qué
implica
esta
obra
en
este
momento
de
mi
vida.
Todas
las
cosas
suceden
por
algo,
no
creo
que
sea
todo
tan
liviano.
Todavía
la
estoy
ensayando,
todavía
no
empecé
a
rodarla,
digamos.
Esas
preguntas
me
van
a
venir
un
poco
después”.
El
proyecto
le
llega
gracias
a
su
amigo
José
Luis
Mazza,
y
que
la
tiene
trabajando
con
Chevy
Muraday,
como
director
y
creador,
Juana
Viale
aclara
que
ella
es
“muy
hacedora,
de
hacer,
pero,
no
hacer
por
hacer,
no
deseo
eso,
me
es
difícil
pararme
en
un
escenario
por
el
mero
hecho
de
pararme”.
Aclara:
“Pasó
esto
de
las
Juanas,
que
cada
vez
que
lo
pienso,
más
lo
vivo,
más
lo
siento,
muy
poderoso,
muy
increíble.
Excepcional.
Me
impresiona…
todas
se
llamaban
Juana,
en
distintos
siglos,
distintas
culturas,
distintos
momentos
en
el
tiempo,
distintos
continentes,
distintas
realidades,
todo
medio
envuelto
en
una
realidad
siempre
donde
la
mujer
no
tenía
un
espacio,
no
era
respetada.
Es
raro
que
se
hayan
llamado
Juana.
No
hay
muchas
Maria
Antonietta.
No
hay
muchas
Marie
Curie.
Son
preguntas
que
le
lanzó
al
universo,
de
cosas
que
me
van
resonando”.
La
obra
que
comienza
hoy
en
el
teatro
Regio,
la
tiene
reflexionando
sobre
esos
nombres
y
estela:
“Me
parece
que
esto
de
la
pasión,
de
la
pulsión
interna,
de
lo
disruptivas…
lo
valiente
viene
después
de
haber
hecho.
Son
mujeres
que
patearon
el
tablero,
pero
que
no
sabían
ni
remotamente
lo
que
iban
a
generar.
Yo
hablo
de
una
pasión,
porque
lo
que
puede
mover
a
que
una
niña
de
14
años
vaya
a
pelear
primero
vestida
de
hombre,
porque
era
la
única
manera
en
que
podía
pelear,
ejercer
su
deseo,
no
me
entra
en
el
cráneo.
Que
haya
habido
una
mujer
papa,
que
cuando
descubrieron
que
era
mujer,
que
lo
descubrieron
porque
parió
en
una
procesión,
la
lapidaron
ahí
y
a
la
criatura
también…
hay
cosas
que
me
superan,
que
no
me
entran
en
la
cabeza.
Es
un
poco
de
todo
lo
que
me
envolvió
en
decir
‘esto
quiero
hacerlo,
esto
quiero
contarlo’”. 

—¿Cómo
trabajás
a
las
diferentes
Juanas?

—Son
energías
muy
fuertes,
es
invocar
mucho.
Es
una
obra
muy
conceptual.
Creo
que
hay
una
poesía,
o
un
lenguaje
que
contamina
todo.

hay
distintas
tonalidades,
distintos
colores,
distintas
velocidades,
distintas
músicas
y
vestuarios.
Chevy
Muraday,
que
es
el
coreógrafo
y
director,
es
realmente
maravilloso
a
la
hora
de
estos
conceptos.
Creo
que
va
más
allá
de
contar
la
historia
de
cada
una,
es
contar
el
deseo,
el
amor,
o
la
pulsión
que
trascendieron. 

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

—Y
claro,
está
la
historia
de
la
opresión…

—Estas
mujeres
movieron
la
barrera
tanto,
que
muchas
otras
conquistas
fueron
por
un
aleteo
de
estas
mujeres.
Son
el
mascarón
de
proa
de
muchas
otras
que
no
pudieron
entrar
a
los
libros
de
historia.
Juana
de
Arco
tuvo
que
declararse
culpable
porque
le
dijeron
que
así
iban
a
perdonarla,
y
así
terminó.
Juana
Azurduy,
una
mujer
tan
luchadora,
tan
apasionada
de
su
tierra,
de
su
lucha
y
de
su
amor
¿entendes?
Y
yo
lo
único
que
hago
de
ella
es
decir
una
poesía
de
ella.
Eso
envuelve
toda
su
grandeza.
Es
una
una
obra
que
me
interpela
un
montón,
y
habla
de
la
mujer,
habla
de
la
naturaleza,
habla
del
origen,
habla
de
la
esencia,
habla
del
no
ser
correcto. 

—¿Es
un
discurso
que
te
interpela?

—Por
supuesto
que
me
interpela.
Me
representa.
Yo
soy
así.
Y
ellas
fueron
así.
Entiendo
el
juicio,
la
condena,
la
mirada
ajena
que
condena.
Entonces,
sí,
me
interpela.

—¿Qué
te
pasa
a
la
hora
de
contar,
considerando
que
es
parte
vital
de
tu
árbol
genealógico? 

—Contar
es
muchas
veces
definir
puntos
de
vista,
porque
todo
se
cuenta
desde
un
lugar.
Esta
obra
es
un
regalo,
es
un
obsequio,
una
semilla.
Obviamente
a
cada
uno,
depende
de
donde
este
ubicado,
de
como
llegue
al
teatro,
todas
las
cosas
para
atrás
de
cada
alma,
te
deja
algo,
o
no.
Puede
ser
un
pasatiempo,
o
puede
ser
un
pregunta
que
te
surja
en
una
semana
en
un
sueño
por
un
color
que
viste
en
la
obra.
Es
una
obra
muy
poderosa,
y
yo
confío
en
eso.

—Es
una
aventura
bastante
fuerte
esta
obra…

—Yo
soy
alguien
muy
del
presente,
entonces
me
cuesta
ponerme
nerviosa
pensando
en
el
estreno
del
22
de
septiembre.
Estoy
pensando
en
las
luces,
en
la
acústica,
en
pasitos
cortos,
que
me
permiten
disfrutar
más.
Yo
soy
mucho
de
disfrutar,
de
disfrutar
a
mis
compañeros…
son
cuatro
bailarines
que
te
morís.
Todos
aprendemos
en
mundos
distintos,
y
ahora
nosotros
somos
un
mundo,
aprendiendo
a
congeniar,
a
hablarnos,
a
crear
juntos,
a
mirarnos,
a
hablarnos
con
el
cuerpo.
Yo
estoy
aprendiendo
mucho,
es
una
obra
muy
física,
con
mucha
danza.
Cada
una
tiene
su
fisicidad,
todo
tiene
muchos
ritmos
marcados,
hay
partes
que
es
pura
danza
y
cero
texto,
entonces
el
cuerpo
hablam
mucho,
hay
partes
que
son
mucho
cuerpo
y
mucho
texto
también.

—¿Qué
sentís
vos
cuando
estás
en
un
escenario?

—¿Alguna
vez
tuviste
un
cenital
de
frente?
Bueno,
se
siente
exactamente
eso.
Es
la
luz
y
es
la
sombra.
Es
el
absoluto.

—¿Qué
relación
tenés
con
tu
profesión
hoy?

—Me
encanta.
La
disfruto.
Hay
veces
que
la
disfruto
más,
hay
cosas
que
menos.
Hay
cosas,
los
satélites,
que
me
gustan
menos:
los
entiendo,
los
comprendo,
y

que
son
necesarios.
Pero
hay
momentos
donde
digo
¿y

no
soy
más
lo
que
soy
y
soy
otra
cosa?
También
me
lo
pregunto.
Ahora
inmersa
en
este
proyecto,
estoy
muy
apasionada:
todo
el
día
el
proyecto,
me
levanto
a
la
madrugada
con
frases,
a
veces
hablo
con
amigos
y
les
cuento
frases
de
la
obra.
Ahora
todo
me
resuena
apasionadamente.
Tengo
el
texto
todo
alrededor
de
mi
casa.
Aprendí,
por
ejemplo,
partes
del
texto
alrededor
de
la
mesa:
es
muy
difícil
coordinar,
y
yo
que
no
soy
bailarina,
necesitaba
a
aprender
a
decir
mis
líneas
en
movimiento.
Son
dos
cosas
al
mismo
tiempo,
hasta
que
todo
es
uno,
después
de
sentirte
muy
frustrada,
marcando
mucho
el
movimiento.
Ahora
pienso
todo
el
tiempo,
todo
el
día.
Y
espero
que
me
pase
durante
mucho
tiempo
eso.

—La
tuya
es
una
familia
de
hombres
y
mujeres
fuertes,
que
han
logrado
una
convivencia
desde,
al
menos
desde
afuera,
la
plenitud
de
las
aptitudes
de
todos.
¿Qué
pensás
de
eso?

—Siento
que
tuve
uno
de
los
mejores
ejemplos
de
la
igualdad,
de
que
no
es
50/50,
a
veces
es
70/30,
a
veces
es
60/40,
que
el
equilibrio
no
es
estar
en
la
luz
todo
el
tiempo,
si
no
que
a
veces
es
estar
en
la
sombra.
Tengo
unos
padres
muy
maravillosos
-bueno,
no
todo,
pero
se
los
siente
así
en
esta
conversación-.
Ellos
se
separaron
cuando
eran
muy
jóvenes
y
siempre
estuvieron
juntos,
y
siempre
celebramos
las
fiestas
juntos.
Cada
uno
hizo
su
familia,
y
sus
familias
vinieron
a
nuestra
familia.
Entonces,
realmente
la
igualdad
aparece
en
muchos
lugares:
en
las
elecciones
sexuales,
en
los
deseos
de
artistas,
ingenieros,
médicos
(tuve
de
todo,
y
todo
fue
recibido,
no
había
un
correcto
o
incorrecto).
Siempre
fue
el
esfuerzo,
siempre
fue
la
voluntad,
seguir
el
deseo,
respetar
el
deseo.
Realmente
tengo
esa
imagen,
de
algo
que
aprendí
en
mi
casa,
de
un
mundo
de
artistas,
de
pensadores,
e
intelectuales,
del
ejecutivo
matemático
absoluto.
Tengo
un
buen
combo.