Griselda Siciliani: “La serie tiene al elenco de mis sueños”

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Desde
el
18
se
ve
por
Netflix
a
Victoria
“Vicky”
Mori,
la
protagonista
de
Envidiosa
en
la
piel
de
Griselda
Siciliani.
Son
doce
capítulos
de
treinta
minutos
de
esta
primera
temporada,
ya
que
se
intuye
que
habrá
otra
más.
En
el
elenco
están
Esteban
Lamothe,
Benjamín
Vicuña,
Susana
Pampín,
Pilar
Gamboa,
Martín
Garabal,
Violeta
Urtizberea,
Marina
Belatti,
Bárbara
Lombardo
y
sigue
la
lista
de
intérpretes.
Confiesa
orgullosa
Siciliani:
“Hemos
tenido
que
cortar
escenas
por
las
risas
de
los
técnicos”.

Es
ésta
la
segunda
ficción
que
encara
Siciliani
para
Netflix,
ya
que
este
año
también
se
la
pudo
ver
en
la
película
Descansar
en
paz
junto
a
Joaquín
Furriel
y
Gabriel
Goity,
en
un
papel
bien
distinto.
Mientras
espera
la
salida
de
este
nuevo
desafío
continúa
de
jueves
a
domingo
con
el
espectáculo
teatral
que
va
primero
en
recaudaciones:
Felicidades,
en
El
Nacional.


—La
envidia
es
uno
de
los
siete
pecados
capitales,
junto
a
la
lujuria,
la
gula,
la
avaricia,
la
pereza,
la
ira
y
la
soberbia.
Analicemos:
¿tenés
alguno?

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

—(Se
ríe)
Creo
que
todos.
Soy
lujuriosa,
como
muchísimo,
si
no
tengo
que
trabajar
lo
que
más
me
gusta
en
el
mundo
es
no
hacer
nada,
estar
tirada
comiendo
y
mirando
una
película.
Diría
que
la
soberbia,
la
envidia
y
la
avaricia
no
las
relaciono
mucho
conmigo,
gracias
a
Dios.
En
lo
económico
no
tengo
puesto
ahí
mi
foco.
Soy
más
desastrosa
en
ese
sentido.
La
soberbia
y
la
envidia
las
tengo
controladas,
van
y
vienen.


—¿Cómo
compusiste
a
esta
nueva
protagonista?

—Observando
mucho,
porque
al
tener
que
construir
un
personaje,
siempre
lo
armás
con
lo
que
tenés
y
con
lo
que
mirás.
En
mi
caso
trabajo
con
lo
que
soy,
traigo
lo
mío
y
eso
es
muy
liberador.
El
poder
exacerbar
esos
sentimientos
horribles
que
una
tiene
más
o
menos
a
raya,
ayuda.
Cuando
te
viene
la
envidia
enseguida
una
la
descarta,
porque
sabe
que
no
sirve
para
nada,
que
es
un
parásito.
Pero
para
interpretar
a
Vicky
la
necesitaba:
era
hermoso
poder
estar
envidiando,
siendo
todo
ese
desastre
y
torbellino
que
es.
Con
la
producción
fuimos
definiendo
el
vestuario.
Sabía
que
Vicky
era
de
las
mujeres
que
les
gusta
tener
el
pelo
largo.
Es
uno
de
esos
preconceptos
que
tiene,
porque
siempre
está
buscando
marido.
Todas
las
áreas
construyeron
mucho
al
personaje.
Hay
algo
mío,
porque
me
permitieron
colaborar
creativamente.
El
actor
tiene
el
trabajo
de
buscar
empatizar
con
alguien
que
no
sos
y
aquí
pude
sumar
en
algunas
escenas.
Me
sentí
muy
cómoda
actuando
y
haciendo
de
Vicky.


—Pasaste
de
“Descansar
en
paz”
a
esta
comedia.
¿Elegís
papeles
distintos?

—Me
pasa
algo
que
es
un
alto
privilegio
y
es
que
me
ofrecen
propuestas
muy
diferentes.
En
ese
sentido,
nunca
me
pasó
de
hacer
un
personaje
y
que
me
ofrezcan
todos
parecidos.
Siempre
me
sorprendió
que
estoy
haciendo
un
papel
en
una
comedia
y
después
me
ofrecen
un
drama.
No

por
qué
pasa.
Cuando
me
llamaron
para
El
último
Elvis,
me
convocó
su
director
Armando
Bo,
después
de
verme
en
el
teatro
con
el
grupo
El
descueve.
Nada
que
ver.
Él
me
dio
para
hacer
en
el
cine
un
personaje
muy
austero
y
dramático.
Desde
entonces,
siempre
me
pasa
así
y
lo
vivo
como
un
privilegio
total.
Si
hay
un
misterio
no
lo
sé,
qué
ven
en

los
directores.
Además,
me
gusta
hacer
papeles
diferentes,
porque
me
mantienen
muy
viva.
De
hecho,
en
cuanto
terminé
de
filmar
Descansar
en
paz
me
llamaron
para
hacer
de
Zulema
Yoma
en
la
serie
Menem.
Y
en
cuanto
finalicé
me
convocaron
para
Envidiosa.
Son
todos
personajes
muy
diferentes
y
seguidos.


—¿Cuál
es
diferencia
entre
filmar
una
serie
o
una
película
para
plataforma?

—Más
que
nada
el
tiempo.
Te
diría
que
en
principio
el
proyecto
no,
porque
todos
son
diferentes.
Por
más
que
las
dos
sean
películas,
las
producciones
pueden
ser
muy
distintas
y
cambia
mucho.
Tal
vez
la
serie
te
implique
más
tiempo,
pero
también
depende
de
la
manera
de
filmar.
Ahora
son
casi
siempre
los
mismos
equipos
los
que
hacen
series
y
películas,
tanto
cámaras,
técnicos
e
incluso
directores.
En
el
caso
de
Envidiosa,
Gabriel
Medina
dirige
cine
y
estuvo
a
cargo
de
esta
primera
temporada.
Todo
su
equipo
es
de
cine. 


—Se
acaba
de
confirmar
una
segunda
temporada.

—Aún
no
sabemos
cuándo
se
empieza
a
filmar.
Este
es
el
elenco
de
mis
sueños,
cada
uno,
actor
y
actriz
con
quien
me
tocaba
filmar
cada
día
era
maravilloso.
Me
levantaba
muy
cansada,
pero
pensando
en
las
escenas
me
decía:
¡qué
suerte!
Estaba
ensayando
la
obra
en
el
teatro
y
cuando
sonaba
el
despertador
muy
temprano,
a
veces
me
daban
ganas
de
llorar
del
agotamiento,
pero
enseguida
se
me
cruzaba
el
plan
de
rodaje
del
día,
con
los
actores
con
los
que
iba
a
actuar
y
se
me
pasaba
todo.
Era
como
ir
a
jugar
con
la
selección.


—¿Extrañás
la
televisión?

—Si
la
extraño,
aunque
tengo
la
posibilidad
de
seguir
filmando
y
haciendo
series.
Pensaba
después
de
Educando
a
Nina
qué
me
puede
llegar
a
tocar
a
nivel
de
protagonizar
una
comedia,
con
un
personaje
femenino
potente
como
el
de
estas
gemelas…y
me
llaman
para
Envidiosa.
Para
mí,
Educando
a
Nina
está
en
el
top
de
las
ficciones
que
he
hecho.
Me
da
mucha
ternura
y
gratificación
cuando
la
gente
me
la
comenta.
La
ven
en
Youtube
e
incluso
recortan
escenas
y
las
suben
a
las
redes.
Me
pasa
todo
el
tiempo
y
me
conmueve
porque
ya
pasaron
ocho
años.
Aunque
durante
la
pandemia
Telefe
decidió
pasar
el
primer
capítulo
y
tuvo
tanto
éxito
que
pasó
a
ser
diaria. 


—Adrián
Suar
dijo
que
sabía
que
ibas
a
aceptar
hacer
“Felicidades”
si
el
autor
y
director
era
Mariano
Pensotti:
¿fue
así?

—Adrián
es
muy
inteligente.
Él
conoció
a
Mariano
(Pensotti)
por
mí,
ya
que
soy
muy
fanática
de
sus
espectáculos.
Me
parece
un
dramaturgo
muy
destacado
y
un
gran
director.
Las
propuestas
que
hace
con
su
grupo
Marea
junto
con
Mariana
Tirantte
y
Diego
Vainer
son
excelentes.
Es
cierto
que
Adrián
(Suar)
me
venía
ofreciendo
muchas
obras
y
ninguna
encontraba
que
era
para
mí.
Hasta
que
un
día
me
dijo:
“Mariano
(Pensotti)
pensó
en
vos
y
te
lo
queremos
proponer”.


—Van
primeros
en
las
recaudaciones,
en
un
teatro
con
más
de
mil
butacas:
¿sos
consciente
de
este
éxito?

—Es
una
locura
lo
que
pasa
con
“Felicidades”.
No
se
consiguen
las
entradas.
Están
vendidas
para
todas
las
funciones.
No
entiendo
lo
que
pasa,

que
la
obra
está
buenísima,
pero
hay
muchas
otras
que
también
lo
están.
Algo
pasó
con
este
espectáculo,
con
este
elenco,
con
el
tema,
no

con
qué.
Me
resulta
muy
difícil
analizarlo.

te
diría
que
estoy
feliz
y
que
más
allá
de
lo
que
pasa
con
el
público,
es
una
emoción
cada
noche
salir
a
saludar.
Cuando
se
prenden
las
luces
de
El
Nacional
y
vemos
a
tanta
gente
es
la
felicidad.
Es
maravilloso
estar
con
Adrián
en
el
escenario
todas
las
noches
divirtiéndonos
y
divirtiendo,
pudiendo
tener
después
tantos
años
este
vínculo
tan
fraternal.


—Pertenecés
a
una
familia
muy
vinculada
con
la
docencia.
Siempre
se
te
ve
en
marchas.
¿Cuál
es
tu
posición
hoy?

—Siempre
participo
de
las
protestas
sociales
y
nosotros
tenemos
muy
metido
el
reclamo
docente,
por
lo
familiar.
Vamos
con
mi
viejo
y
mis
hermanos.
Nos
organizamos
y
marchamos
todos
juntos
y
así
lo
he
hecho
históricamente.
También
estuve
en
las
marchas
apoyando
la
ley
del
aborto.
Creo
que
hoy
está
todo
organizado
para
asustar.
Como
tantas
otras
cosas
son
para
amedrentar.
Como
la
exposición
a
los
artistas
que
si
opinan
se
los
llevan
a
las
redes,
son
técnicas.
Funcionan
porque
una
después
tiene
cuidado.
No
quiero
ser
partícipe
de
una
distracción
de
otros
temas,
que
por
ahí
son
más
complejos.