Mar-a-Lago,
la
imponente
mansión
que
sirve
como
residencia
y
cuartel
general
no
oficial
del
nuevo
presidente
electo
de
Estados
Unidos,
Donald
Trump,
tiene
una
historia
rica
y
sorprendente
que
trasciende
su
función
actual.
Situada
en
West
Palm
Beach,
Florida,
esta
propiedad
de
aproximadamente
8,000
metros
cuadrados
es
mucho
más
que
un
lugar
de
descanso.
Construida
en
la
década
de
1920
por
Marjorie
Merriweather
Post,
entonces
dueña
de
General
Foods
y
una
de
las
mujeres
más
ricas
de
su
tiempo,
Mar-a-Lago
fue
concebida
como
una
mansión
de
vacaciones,
en
un
estilo
que
refleja
la
opulencia
de
la
época.
Con
114
habitaciones,
anclada
a
un
arrecife
de
coral
con
hormigón
y
acero
para
resistir
huracanes,
y
adornada
con
materiales
exclusivos,
la
actual propiedad
de
Donald
Trump
se
distingue
por
su
lujo
y
su
capacidad
para
impresionar
a
cualquiera
que
la
visite.
La
historia
de
la
mansión
de
Donald
Trump
Mar-a-Lago
no
solo
destaca
por
su
tamaño
y
diseño,
sino
también
por
los
materiales
únicos
que
la
componen.
La
mansión
cuenta
con
200
metros
cuadrados
de
mármol
blanco
y
negro
extraído
de
un
antiguo
castillo
de
Cuba,
así
como
36,000
tejas
españolas,
algunas
de
las
cuales
datan
del
siglo
XV.
En
sus
primeros
años,
la
mansión
fue
el
escenario
de
innumerables
fiestas
y
eventos
organizados
por
su
dueña
original,
quien
era
conocida
por
su
estilo
de
vida
glamoroso
y
su
pasión
por
el
entretenimiento.
Al
fallecer,
Marjorie
Merriweather
Post
donó
la
propiedad
al
Gobierno
Federal
de
los
Estados
Unidos,
con
la
esperanza
de
que
se
convirtiera
en
una
casa
de
descanso
para
los
futuros
presidentes.
Sin
embargo,
este
sueño
nunca
se
concretó,
y
en
1981,
el
gobierno
devolvió
la
propiedad
a
la
Fundación
Post.
Cuatro
años
después,
Donald
Trump
la
adquirió
completamente
amueblada
por
menos
de
10
millones
de
dólares,
una
cifra
sorprendente
considerando
su
valor
actual.
Actualmente,
Mar-a-Lago
no
solo
es
el
hogar
principal
de
Trump,
sino
que
también
funciona
como
un
exclusivo
club
privado
que
ofrece
a
sus
500
miembros “los
más
altos
privilegios
y
un
estilo
de
vida
de
élite”.
Para
formar
parte
del
club,
los
miembros
deben
pagar
una
cuota
de
membresía
de
200,000
dólares,
además
de
una
cuota
anual
de
14,000.
A
cambio,
tienen
acceso
a
instalaciones
de
lujo
que
incluyen
un
spa,
gimnasio,
piscina,
pista
de
tenis
y
una
playa
privada.
Este
exclusivo
club
también
es
conocido
por
ser
sede
de
lujosos
eventos,
desde
fiestas
privadas
de
la
familia
Trump
hasta
cenas
de
recaudación
de
fondos
en
las
que
suelen
participar
figuras
destacadas
del
Partido
Republicano
y
del
ámbito
empresarial.
Mar-a-Lago
se
consolidó
como
un
centro
de
poder
y
networking
donde
se
cierran
negocios
y
se
discuten
estrategias
políticas
que
pueden
llegar
a
tener
impacto
en
la
política
nacional.
La “Casa
Blanca
de
invierno”
y
la
controversia
de
los
documentos
clasificados
Desde
que
Trump
dejó
la
presidencia
en
2021,
Mar-a-Lago
funcionó
como
su
cuartel
general
y
como
una
especie
de “Casa
Blanca
de
invierno”.
De
hecho,
en
sus
salones
y
jardines
recibió
a
líderes
internacionales
como
el
presidente
chino
Xi
Jinping
y
el
primer
ministro
húngaro
Viktor
Orbán.
Sin
embargo,
la
mansión
también
fue
el
centro
de
controversias,
especialmente
en
2022,
cuando
el
FBI
realizó
una
búsqueda
en
la
propiedad
y
encontró
más
de
103
documentos
clasificados
que
Trump
se
había
llevado
de
la
Casa
Blanca.
La
presencia
de
estos
documentos
en
Mar-a-Lago
generó
un
escándalo,
ya
que,
según
la
normativa
estadounidense,
todos
los
documentos
de
esta
índole
deben
ser
entregados
a
los
Archivos
Nacionales
al
finalizar
un
mandato
presidencial.
La
negativa
de
Trump
a
devolverlos
de
inmediato
levantó
sospechas
y
provocó
que
la
mansión
se
convirtiera
en
el
centro
de
una
investigación
que
aún
causa
revuelo
en
la
política
estadounidense.
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