Alabemos a Aguirre sin entrar en comparaciones y discursos peligrosos

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Javier
Aguirre

fue
uno
de
los
grandes
protagonistas
del
pasado
fin
de
semana.
El
seleccionador
mexicano,
al
que
se
echa
de
menos
en
LaLiga,
recibió
el
impacto
de
una
lata
de
cerveza
en
su
cabeza
justo
después
de
que
el
árbitro
señalara
el
final
del
partido
en
el

Honduras-México

de
la

CONCACAF
Nations
League
.
La
imagen
desconcertó.
Pero
sorprendió
más
si
cabe
ver
al
técnico
caminando
con
media
cara
ensangrentada,
saludando
al
cuerpo
técnico
rival
como
si
nada
hubiera
pasado
y
retirándose
del
terreno
de
juego
como
si
estuviera
paseando
por
su
jardín.

Puro
Javier
Aguirre
,
por
otra
parte.
Genio
y
figura.

En
rueda
de
prensa,
el
técnico
mantuvo
el
mismo
tono
despreocupado.

“Nada,
nada.
Esto
es
fútbol
y
creo
que
el
resultado
del
partido
fue
limpio,
aguerrido”
.
La
actitud
de
Aguirre,
en
especial
la
de
dentro
del
campo,
ha
sido
muy
aplaudida
estos
últimos
días.
Y
hay
motivos
para
ello:
el
técnico
consideró
que
era
mejor
no
echar
más
leña
al
fuego
y
quiso
apaciguar
los
ánimos.

Esa
fue
su
reacción.
Y
está
bien,
claro.
Ahora
bien,
no
queramos
hacer
ver
que
reaccionar
de
otra
manera
es
reprobable.
Las
redes
se
han
llenado
de
comparaciones
entre
lo
que
hizo
Aguirre
y
lo
que
han
hecho
otros
jugadores
o
entrenadores
en
situaciones
iguales
o
menos
graves
-no
daremos
nombres,
pero
el
lector
puede
hacerse
una
idea
de
por
dónde
iban
los
tiros
de
las
críticas
de
algunos
usuarios-.
Por
supuesto
que
lo
de
Aguirre
es
aplaudible,
pero
no
consideremos
que
es
negativo
que
un
futbolista
o
entrenador
se
queje
o
se
duela
cuando
le
tiren
algo
desde
la
grada,
porque
entonces
estamos
haciendo
el
juego
a
los
verdaderos
culpables
de
esto.

Alabemos
a
Aguirre
sin
entrar
en
comparaciones
y
en
discursos
peligrosos
.
Señalemos
al
agresor
y
no
a
la
víctima
si
no
reacciona
como
a
nosotros
nos
gustaría.

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