El acuerdo secreto que tiene Jaime de Marichalar y que protege a la infanta Elena

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La
separación
de


Jaime
de
Marichalar
y
la
infanta
Elena

en
2007
marcó
un
hito
en
la
historia
de
la
familia
real
española.
Tras
12
años
de
matrimonio
y
dos
hijos
en
común,

Froilán
y
Victoria
Federica
,
la
pareja
decidió
poner
fin
a
su
relación
en
medio
de
rumores
y
especulaciones.
Sin
embargo,
un
detalle
fundamental
impidió
que
el
público
conozca
la
verdad
detrás
de
su
ruptura:

un
acuerdo
de
confidencialidad
que
ambos
firmaron
como
parte
de
su
divorcio.

Elena
de
Borbón
y
Jaime
de
Marichalar,
en
su
momento
una
de
las
parejas
más
mediáticas
de
la
realeza,

sellaron
su
separación
con
un
acuerdo
que
prohíbe
a
ambas
partes
hablar
sobre
su
vida
personal
y,
particularmente,
sobre
los
eventos
más
delicados
que
vivieron
durante
su
matrimonio
.
Este
pacto
no
solo
protege
su
intimidad,
sino
que
también
salvaguarda
la
imagen
de
la
familia
real
y,
especialmente,
el
bienestar
de
sus
hijos.

Jaime de Marichalar

Uno
de
los
episodios
más
enigmáticos
que
quedó
cubierto
por
este
acuerdo
fue
lo
ocurrido
durante
su

estancia
en
Nueva
York,
una
etapa
marcada
por
tensiones
que,
según
rumores,
habría
jugado
un
papel
clave
en
el
deterioro
de
su
relación.

La
ciudad
que
nunca
duerme
fue
testigo
de
momentos
difíciles
para
la
pareja,
especialmente
tras
el
ictus
que
sufrió
Marichalar
en
2001,
un
evento
que
cambió
drásticamente
su
dinámica
familiar.

El
pacto
no
solo
busca
evitar
que
se
divulguen
aspectos
que
puedan
afectar
la
imagen
de
la
familia
real,
sino
que
también

protege
a
Froilán
y
Victoria
Federica
de
verse
involucrados
en
controversias
mediáticas
.
Desde
su
divorcio,
tanto
Jaime
como
Elena
han
priorizado
la
estabilidad
emocional
de
sus
hijos,
manteniendo
el
respeto
mutuo
y
evitando
cualquier
tipo
de
declaración
pública
que
pudiera
alimentar
los
rumores.

Jaime de Marichalar e Infanta Elena

Jaime
de
Marichalar
y
la
infanta
Elena:
un
futuro
lejos
del
escándalo

Desde
su
separación,

Jaime
de
Marichalar
eligió
un
perfil
bajo,
con
apariciones
públicas
limitadas
a
eventos
culturales
o
privados.
La
infanta
Elena,
por
su
parte,
ha
continuado
con
sus
labores
representativas
dentro
de
la
familia
real
,
aunque
en
un
rol
más
discreto.
Ambos
demostraron
que
el
silencio,
aunque
enigmático,
puede
ser
una
herramienta
poderosa
para
mantener
la
paz
en
un
entorno
mediático
tan
complejo.

El
acuerdo
de
confidencialidad
que
firmaron
en
2007
sigue
siendo
un
recordatorio
de
que,
en
ciertos
casos,
la
privacidad
es
más
valiosa
que
cualquier
titular.
Mientras
tanto,
lo
que
ocurrió
entre
ellos
en
Nueva
York
quedará
como
uno
de
los
misterios
mejor
guardados
de
la
realeza,
un
secreto
que
probablemente
se
llevarán
a
la
tumba.

VO