Los que luchan contra la injusticia

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Los
habitantes
tiene
un
origen
audiovisual.
Fue
un
guión
de
cine.
Fueron
guiones
para
una
miniserie.
Fue
una
serie
con
varias
temporadas.
Vibró
con
el
deseo
nuestro
de
contar
esta
historia.
Durmió
años
adentro
de
un
cajón.

Desde
el
principio
estaban
los
muertos
que
buscan
justicia,
que
combaten
un
orden
violento.
Había
una
familia
que
había
sido
asesinada.
Un
matrimonio
con
un
hijo.
El
hijo,
muerto,
descubría
que
podía
ingresar
en
el
cuerpo
de
los
vivos,
que
podía
habitar,
y
les
enseñaba
a
sus
padres
a
hacerlo.
Ellos
investigaban
su
propio
crimen.

Macbeth,
en
el
tercer
acto,
se
enfrenta
al
espíritu
de
Banquo,
a
quien
él
mandó
a
matar
y
dice:
“Hubo
un
tiempo
en
que,
saltados
los
sesos,
el
hombre
moría,
y
ahí
terminaba
todo.
Pero
ahora
los
muertos
resucitan
con
veinte
heridas
en
la
cabeza
y
nos
arrojan
de
nuestros
asientos”.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

Los
habitantes
eran
los
muertos
que
interfieren
en
el
mundo
de
los
vivos.

Los
que
luchan
contra
la
injusticia,
la
brutalidad,
la
impunidad
de
los
asesinos
poderosos.

Nos
inspirábamos
en
Macbeth,
en
Antígona
y
el
poder
de
los
muertos
insepultos
contra
los
tiranos,
en
la
fuerza
de
nuestros
desaparecidos
para
tirar
a
los
asesinos
de
sus
asientos.

La
historia
inicial
sucedía
en
1955,
en
Argentina.
Luego,
trabajamos
la
posibilidad
de
que
hubiera
habitantes
en
otras
situaciones
de
matanzas,
otros
lugares,
otras
épocas,
y
que
pudieran
relacionarse
entre
sí.

El
proyecto
circuló.
Hubo
reuniones,
entusiasmo,
críticas.
Gustó,
pareció
caro.
Hubieron
promesas
y
rechazos,
ilusiones
y
decepciones.
Fue
casi
olvidado
y
durmió
en
un
cajón.

Hasta
la
pandemia.
Joselo
Bella
hizo
una
propuesta.
Hacer
una
obra
de
teatro,
un
unipersonal
con
Los
habitantes.
Me
pareció
algo
remoto
e
impensado
por
las
características
fantásticas
de
la
historia,
la
cantidad
de
lugares,
escenas
y
personajes.
Pero
remota
e
impensada
era
nuestra
situación
en
pandemia.
La
humanidad
entera
un
año
y
medio
al
borde
de
la
muerte.
La
cuarentena.
El
miedo
a
morir.
El
miedo
al
otro.
De
la
pandemia
surgió
algo
existencial.
De
ahí
surgió
este
proyecto
de
Los
habitantes.

Me
preguntaba
qué
teatro
íbamos
a
hacer
después
de
que
la
maquinaria
teatral
se
frenara
durante
tanto
tiempo.
Hubo
algo
de
lo
impensado
del
proyecto,
de
lo
incierto,
que
nos
fue
llevando
hasta
que
la
obra
adquirió
su
forma.
Un
actor
que
cuenta
la
miniserie,
con
el
lenguaje
del
guión.
Con
recursos
mínimos.
Un
actor
que
busca
evocar
y
dar
vida
en
el
escenario
a
la
historia
de
Los
habitantes.

Nos
inspiró
un
texto
de
Yo-shi
Oida,
un
actor
japonés
de
la
compañía
de
Peter
Brook.

“El
trabajo
del
actor
no
es
mostrar
lo
bien
que
se
actúa
sino,
a
través
de
la
actuación,
ser
capaz
de
dar
vida
al
escenario.
Una
vez
que
esto
ocurre,
el
público
se
deja
llevar
y
entra
en
el
mundo
que
recrea.
El
público
siente
que
atraviesa
un
solitario
desfiladero
de
la
montaña,
o
que
se
halla
en
el
centro
de
un
campo
de
batalla,
o
en
cualquier
otro
lugar
posible
del
mundo.
El
escenario
contiene
todas
esas
posibilidades.
Y
es
el
actor
quien
es
capaz
de
dar
vida
a
todas
ellas”.

En
la
obra
que
vamos
a
estrenar
con
Joselo
Bella
mñana
en
el
Espacio
Callejón
contamos
el
comienzo
de
Los
habitantes.

El
primer
habitante
aparece
en
Rusia,
en
1903,
durante
un
pogrom,
Isaac
Shemtov,
un
carpintero
judío.

La
historia
sigue
en
España,
en
1936,
en
Madrid,
durante
la
Guerra
Civil
española.
Los
hermanos
Justo,
republicanos,
muertos,
van
a
habitar
para
intentar
salvar
a
sus
amigos
Federico
García
Lorca,
Carmen
Luna
y
Antonio
Machado.
Van
a
enfrentarse
con
los
falangistas,
los
soldados
del
general
Franco.

Queipo
de
Llano,
general
franquista,
en
un
discurso
en
la
radio,
dice,
“Los
comunistas
merecen
ejemplares
castigos
y
yo
he
de
imponerlos
de
tal
modo
que
hagan
época.
Si
algún
afeminado,
algún
invertido,
se
dedica
a
lanzar
infundios
alarmistas,
no
vaciléis
en
matarlo
como
a
un
perro
o
entregádmelo
a
mí,
que
yo
se
lo
pegaré.”

Discursos
de
violencia
y
exterminio,
que
resuenan
en
el
clima
de
época,
que
se
respira
en
el
país
y
en
otras
partes
del
mundo.

*Coautor
de
Los
habitantes.
La
obra
se
podrá
ver
a
partir
de
mañana
los
domingos
a
las
21
en
el
Espacio
Callejón.