La
princesa
Leonor
inició
una
de
las
etapas
más
exigentes
de
su
formación
militar
a
bordo
del
Juan
Sebastián
Elcano,
el
buque
escuela
de
la
Armada
española.
Como
parte
de
su
instrucción
en
la
Escuela
Naval
de
Marín,
la
heredera
al
trono
se
embarcó
en
esta
travesía
de
seis
meses,
un
desafío
que
también
enfrentaron
su
padre,
el
rey
Felipe
VI,
y
su
abuelo,
Juan
Carlos
I.
Sin
embargo,
la
experiencia
de
Leonor
está
siendo
condicionada
por
una
situación
inesperada:
la
presencia
de
una
embarcación
privada
que
viene
siguiendo
la
misma
ruta
desde
su
partida
en
Cádiz.
La
noticia
encendió
las
alarmas
en
la
seguridad
de
la
Casa
Real,
ya
que
el
barco
en
cuestión,
propiedad
de
un
empresario
madrileño,
transporta
a
un
grupo
de
pasajeros
que
también
planificaron
un
recorrido
paralelo
al
del
buque
escuela.
Aunque
las
autoridades
descartaron
una
amenaza
directa,
el
seguimiento
de
cerca
generó
preocupación,
especialmente
por
el
riesgo
de
que
se
filtren
imágenes
no
autorizadas
de
la
princesa
y
sus
compañeros
guardiamarinas.
El
viaje
de
la
princesa
Leonor
bajo
máxima
seguridad
El
Elcano,
considerado
un
emblema
de
la
formación
naval
española,
ofrece
a
sus
tripulantes
un
ambiente
de
disciplina
y
aprendizaje.
Durante
su
travesía,
Leonor
recorrerá
ocho
países
y,
en
cada
puerto
donde
desembarque,
será
recibida
con
los
honores
propios
de
su
estatus.
No
obstante,
a
bordo,
su
tratamiento
es
el
mismo
que
el
del
resto
de
los
alumnos,
sin
privilegios
ni
distinciones.
En
su
primera
semana
en
alta
mar,
la
princesa
enfrentó
dificultades
comunes
entre
los
marinos
novatos:
el
mal
de
tierra.
Los
mareos
y
náuseas
la
obligaron
a
ausentarse
de
algunas
actividades,
aunque
pronto
logró
adaptarse
a
la
vida
en
altamar.
A
pesar
de
estos
desafíos,
el
viaje
transcurre
con
normalidad,
aunque
la
presencia
de
la
embarcación
sospechosa
obligó
a
reforzar
las
medidas
de
seguridad.
Fuentes
cercanas
a
la
Casa
Real
confirmaron
que
el
barco
en
cuestión
mantiene
una
distancia
prudencial
respecto
al
Elcano,
pero
su
constante
presencia
hizo
que
la
Armada
tome
precauciones,
recordando
a
los
responsables
de
la
embarcación
los
protocolos
de
seguridad
y
las
restricciones
de
acercamiento
al
buque
escuela.
Este
episodio
deja
en
evidencia
el
interés
constante
que
despierta
Leonor
en
la
opinión
pública
y
la
dificultad
de
garantizar
su
privacidad
incluso
en
un
entorno
tan
controlado
como
el
de
un
buque
escuela.
Mientras
la
travesía
continúa,
la
atención
sigue
puesta
en
la
heredera
al
trono
de
España
y
sus
actividades.
VO