Los
Oscar
2025
se
perfilan
como
una
edición
histórica
para
el
talento
latino,
con
figuras
como
Fernanda
Torres,
Colman
Domingo
y
Mónica
Barbaro
nominados
en
las
categorías
principales,
lo
que
refleja
un
cambio
importante
en
la
industria.
Un
avance
que
puede
compararse
con
el
reconocimiento
que
los
actores
y
actrices
negras
recibieron
tras
el
movimiento
#BlackLivesMatter,
cuando
la
consigna
#OscarsSoWhite
pasó
a
ser
un
tema
recurrente
en
las
conversaciones
sobre
diversidad
en
Hollywood.
Este
giro
en
las
nominaciones
no
solo
celebra
el
talento
artístico
de
estos
intérpretes,
pero
también
puede
interpretarse
como
una
respuesta
a
años
de
exclusión,
revalidado
en
un
contexto
de
políticas
antiinmigrantes
como
las
implementadas
por
la
administración
Trump,
con
quien
Hollywood
está
decididamente
enfrentado.
Los
latinos,
que
durante
décadas
fueron
relegados
a
roles
secundarios,
hoy
aparecerán
en
la
primera
fila
del
Dolby
Theatre:
Pedro
Pascal,
Javier
Bardem
y
Selena
Gómez
consolidan
esa
creciente
presencia
en
la
industria.
Aunque
todavía
queda
un
largo
camino
por
recorrer,
la
visibilidad
del
talento
latino
parece
ser
una
tendencia
en
ascenso,
más
que
una
mera
moda.
Y
las
nominaciones
a
los
Oscar
2025
apuntan
redefinir
la
industria
estadounidense
con
una
mirada
que
incluya
al
resto
del
continente,
algo
que
ya
había
sucedido
en
pequeñas
gotas
con
México.
Latinas
El
camino
hacia
los
Óscar
de
las
actrices
latinas
ha
sido
arduo
y
marcado
por
desigualdades.
A
pesar
de
que
Hollywood
presume
de
diversidad,
la
inclusión
de
talento
hispano
en
categorías
principales
ha
sido
escaso
y
a
menudo
simbólico.
Sin
embargo,
en
los
últimos
años,
varias
actrices
han
logrado
posicionarse
en
la
cúspide
de
la
industria.
Fernanda
Montenegro
abrió
brecha
en
1998
con
“Central
do
Brasil”,
una
conmovedora
interpretación
que
puso
al
cine
brasileño
en
el
mapa
internacional.
Sin
embargo,
la
estatuilla
fue
para
Gwyneth
Paltrow.
En
2003,
Salma
Hayek
sorprendió
con
su
retrato
de
Frida
Kahlo
en
“Frida”,
pero
Hollywood
seguía
considerando
a
las
actrices
latinas
como
excepciones.
En
2004,
Catalina
Sandino
Moreno
fue
nominada
por
“María,
llena
eres
de
gracia”,
una
cruda
película
sobre
el
narcotráfico
y
la
migración,
que
mostró
que
las
historias
latinas
podían
tener
espacio,
aunque
muchas
veces
desde
una
mirada
exótica.
La
nominación
de
Yalitza
Aparicio
por
“Roma”
(2019)
marcó
un
cambio
radical
al
desafiar
los
estándares
de
belleza
y
prestigio
de
la
Academia.
Aparicio,
sin
experiencia
previa,
se
convirtió
en
un
símbolo
de
la
representación
indígena
en
el
cine.
Más
recientemente,
Ana
de
Armas
rompió
moldes
al
interpretar
a
Marilyn
Monroe
en
“Blonde”,
convirtiéndose
en
la
primera
cubana
en
obtener
una
nominación
en
la
categoría
de
Mejor
Actriz.
Este
año,
Zoe
Saldaña
es
una
de
las
figuras
más
destacadas
de
los
Óscar
2025,
con
su
nominación
por
“Emilia
Pérez”,
un
drama
musical
dirigido
por
Jacques
Audiard.
En
este
film,
Saldaña,
de
ascendencia
dominicana
y
puertorriqueñainterpreta
a
una
abogada
que
ayuda
a
un
narcotraficante
a
cambiar
su
identidad.
Y
aunque
la
película
ha
generado
controversias,
su
impacto
es
indiscutible.
Saldaña,
con
una
carrera
sólida
que
va
desde
“Avatar”
hasta
“Guardianes
de
la
Galaxia”,
reafirma
su
lugar
en
la
élite
de
la
industria.
Controversias
Con
13
nominaciones,
“Emilia
Pérez”
es
una
de
las
películas
más
comentadas
de
la
temporada
de
premios.
La
historia
de
una
mujer
trans
que
ayuda
a
un
narcotraficante
a
fugarse
ha
generado
críticas
por
su
representación
superficial
de
la
cultura
latina.
A
pesar
de
su
ambición
temática,
la
película
ha
sido
acusada
de
acumular
clichés
y
no
ofrecer
una
representación
auténtica.
Uno
de
los
mayores
focos
de
controversia
ha
sido
la
elección
de
un
elenco
protagonizado
por
figuras
comerciales
como
Saldaña
y
Selena
Gómez,
en
lugar
de
actores
con
un
vínculo
más
profundo
con
la
cultura
mexicana.
Además,
el
uso
de
inteligencia
artificial
para
generar
la
voz
en
español
de
algunos
personajes ha
sido
percibido
como
una
falta
de
naturalidad,
cuestionando
la
autenticidad
de
la
obra.
Otro
aspecto
polémico
son
las
declaraciones
de
Karla
Sofía
Gascón,
nominada
a
Mejor
Actriz
por
su
papel
en
“Emilia
Pérez”.
En
una
entrevista,
Gascón
insinuó
que
el
equipo
de
Fernanda
Torres,
otra
de
las
nominadas,
hablaba
mal
de
ella
ante
los
críticos
que
votan
en
la
competencia.
Aunque
la
actriz
rápidamente
rectificó
sus
palabras,
la
situación
avivó
el
debate
sobre
las
tensiones
y
estrategias
para
triunfar
en
los
Oscars,
donde
los
comentarios
públicos
pueden
tener
repercusiones
significativas.
Rechazos
Además
de
la
controversia
interna,
“Emilia
Pérez”
ha
sido
víctima
de
un
fenómeno
conocido
como “review
bombing”,
con
miles
de
críticas
negativas
en
plataformas
como
Rotten
Tomatoes,
especialmente
provenientes
de
espectadores
mexicanos.
Muchos
consideran
que
la
película
trivializa
la
violencia
del
narcotráfico
y
carece
de
una
perspectiva
auténtica
sobre
la
cultura
mexicana.
La
elección
de
un
director
francés
que
no
habla
español,
sumada
a
la
decisión
de
cambiar
las
identidades
de
los
personajes
de
mexicanos
a
“latinos
genéricos”,
ha
sido
vista
como
una
forma
de
apropiación
cultural.
Y
desde
la
comunidad
LGBTQ+,
algunos
críticos
han
señalado
que
la
película
presenta
la
transición
de
género
de
la
protagonista
como
algo
motivado
por
la
culpa,
más
que
como
una
afirmación
de
identidad.
Aunque
Audiard
ha
defendido
la
película,
esta
polémica
ha
suscitado
debates
sobre
la
representación
adecuada
de
las
historias
trans.
Pero
a
pesar
de
las
controversias,
Emilia
Pérez
ha
logrado
convertirse
en
un
contendiente
serio
en
los
Óscar
2025.
Aunque
la
polarización
en
torno
a
su
contenido
podría
influir
en
su
desempeño
en
las
votaciones
finales,
su
éxito
demuestra
que,
a
veces,
el
cine
que
genera
divisiones
es
el
que
deja
una
huella
perdurable.
Brasileño
En
contraste
con “Emilia
Pérez”,
el
cine
brasileño
se
presenta
como
una
alternativa
más
orgánica
y
auténtica.
“Aún
Estoy
Aquí”,
dirigida
por
Walter
Salles,
aborda
la
desaparición
de
un
activista
político
durante
la
dictadura
militar
brasileña
en
los
años
70.
La
película
ha
sido
aclamada
por
su
capacidad
para
transformar
una
historia
específica
en
una
narrativa
universal
sobre
la
memoria,
el
duelo
y
la
justicia.
La
interpretación
de
Fernanda
Torres
como
Eunice,
la
madre
del
activista,
ha
sido
especialmente
destacada.
Salles,
conocido
por
su
trabajo
en
“Estación
Central”
y
“Diarios
de
moticicleta”,
consigue
una
vez
más
capturar
la
esencia
de
una
época
oscura,
mientras
presenta
a
personajes
marginalizados
como
símbolos
de
resistencia.
La
película
ha
sido
un
éxito
en
los
circuitos
internacionales,
destacándose
por
su
enfoque
político
y
social.
Su
nominación
al
Óscar
a
Mejor
Película
Internacional
es
un
reconocimiento
a
su
relevancia
global,
mientras
que
el
vínculo
entre
Fernanda
Torres
y
su
madre,
Fernanda
Montenegro,
refuerza
la
idea
de
un
linaje
de
talento
dedicado
al
cine
que
habla
de
justicia
y
memoria.
En
suma,
los
Óscar
2025
marcan
un
punto
de
inflexión
en
la
representación
latina,
con
avances
significativos,
pero
también
con
cuestiones
por
resolver.
Mientras
algunas
películas
celebran
la
cultura
latina
de
manera
genuina,
otras
caen
en
la
trampa
de
la
representación
superficial.
La
controversia
en
torno
a
Emilia
Pérez
subraya
las
tensiones
entre
la
inclusión
y
la
autenticidad,
una
discusión
que
seguirá
moldeando
el
futuro
de
Hollywood.
En
última
instancia,
los
premios
reflejan
no
solo
la
calidad
del
cine,
sino
las
agendas
y
debates
que
definen
nuestra
época.
por
R.N.