“Lo importante es aprender”

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Nunca
me
pararon
tanto
por
la
calle”
dice
Esteban
Lamothe.
Habla,
sin
dudas,
de
Envidiosa,
la
serie
original
de
Netflix
que
consiguió
lo
que
ninguna
otra
serie
pudo
hasta
este
momento:
conjugar
la
necesidad
de
una
tira
familiar,
de
comedia,
con
cierto
espíritu
de
época.
Así,
Envidiosa,
dice
Lamothe
y
con
razón,
“se
vincula
con
las
novelas
que
teníamos
antes,
esas
que
veía
toda
la
familia,
que
todos
comentaban,
que
se
convierten
en
fenómenos
populares
que
circulan
por
todas
las
generaciones
y
hasta
por
diferentes
tipos
de
personas,
de
gente
que
ve
series.
Yo
nunca
viví
algo
así.
Y
si
bien
es
algo
que
sospechábamos,
porque
venía
linda
la
energía
del
rodaje,
porque
te
das
cuenta
que
hay
algo,
pero
nunca
imáginamos
esto.
A
todos
los
paran
como
nunca
antes.
Es
un
lujo
enorme
ser
parte
de
algo
así,
que
Netflix
piense
en
mí,
tener
compañeros
de
un
elenco
así,
y
justo
en
este
momento,
donde
todo
está
muy
complicado
para
quienes
actuamos
o
para
quienes
trabajamos
de
contar,
el
equipo,
la
gente
de
la
industria.
Es
un
momento
muy
difícil,
y
nosotros
tenemos
la
suerte
de
esta
excepción,
que
confirma
que
la
gente
quiere
ver
estas
cosas,
y
que
se
podían
hacer
así,
inteligente,
sin
subestimar
a
nadie,
de
tono
familiar
–fijate
que
no
hay
nada
que
no
se
pueda
ver–,
donde
la
gente
se
entusiasma
con
los
personajes,
los
quieres.
Me
saludan
en
un
barrio
humilde
hablando
del
personaje
y
en
José
Ignacio
también.
Es
imposible
saber
que
ha
funcionado
tan
bien,
más
allá
de
que
uno
piense
teorías
y
demás.
Si
fuera
tan
fácil
generar
una
fórmula,
todos
los
harían.
¡Qué

yo!,
da
la
sensación
que
puede
durar
36
temporadas
más
considerando
lo
mucho
que
la
gente
se
enganchó
con
el
personaje
de
Vicky”.

—Hablás
de
la
suerte
de
poder
trabajar.
¿Cómo
vivís
este
momento
de
la
industria?

—Yo
tengo
suerte.
Pero
lo
veo
difícil,
muy
complicado.
Muy.
Como
nunca
antes
lo
vi.
Envidiosa
es
un
éxito,
por
suerte.
Y
somos
muchos
ahí.
Pero
conozco
a
mucha
gente
del
medio
sin
trabajo,
dependiendo
de
dar
clases,
sin
oportunidades,
buscando
cómo
contar
desde
diferentes
medios.
El
teatro,
por
ejemplo,
de
producción
propia.
Pero
es
difícil
considerando
el
trato
del
Gobierno
a
la
cultura.
Es
un
gobierno
que
se
piensa
que
a
la
cultura,
sea
el
cine
o
el
teatro,
o
la
rama
que
quieras,
hay
que
tratarla
como
la
industria
de
las
semillas,
ponele,
o
peor.
Que
tiene
que
generar
ganancias
de
una
forma
que
ni
ellos
pueden
expresar.
Y
la
identidad
de
una
serie,
de
una
película,
de
una
obra
hace
más
que
eso,
tanto
más.
Es
medio
un
bajón
tener
que
decirlo
otra
vez,
pero
generar
identidad,
genera
un
vínculo.
Si
en
todo
el
país
me
hablan
de
Envidiosa,
ahí
hay
un
ejemplo
de
como
algo
cultural
puede
unir,
puede
crear
algo
en
común.
Nuestra
identidad
cultural
es
importante,
nos
define.
Y
reducir
una
práctica
cultural
a
su
ganancia
financiera
es
algo
ridículo,
cruel,
que
niega
todo
lo
que
hemos
logrado
culturalmente.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

—En
esta
serie
trabajan
Pilar
Gamboa
y
vos,
que
son
dos
actores
que
vienen
particularmente
del
mundo
del
teatro
en
off,
y
que
han
logrado
llegar
a
la
industria,
mantener
lo
que
hacen
por
fuera
de
la
industria
(sobre
todo
en
el
teatro).
¿Cómo
vivís
ese
camino
que
hicieron
juntos?

—Es
muy
lindo.
Empezamos
hace
mucho
tiempo.
Bigliardi,
Gamboa,
y
Romina
Paula,
ellos
son
como
mis
hermanos.
Ahora
volvemos
juntos
a
actuar.
Y
la
verdad
que
me
produce
mucha
alegría,
es
mi
hogar,
es
volver
adonde
me
siento
cómodo.
No
me
voy
a
quejar
de
lo
que
tengo,
pero
me
alegra
mucho
que
ese
espacio
exista,
que
podamos
hacer
una
obra
juntos,
y
con
otros,
y
que
en
ese
terreno
yo
pueda
salir
un
poco
de
los
moldes
del
galán
de
otros
rincones.
Ahí
yo
puedo
contar,
actuar,
con
más
libertad,
sentirme
más
yo.
No
es
que
me
sienta
mal,
o
nada
de
eso,
pero
está
bueno
poder
tener
diversidad,
poder
hacer
otras
cosas,
no
haber
perdido
esa
hermandad
con
el
tiempo.

—¿Te
ha
costado
esa
búsqueda
de
poder
hacer
tus
cosas?

—“Costarme”
es
una
palabra
fuerte.
“Costarme”
me
costó
mi
casa,
y
me
la
pude
comprar
por
trabajar
en
la
TV,
y
yo
soy
muy
agradecido
por
eso.
Uno
no
puede
darle
la
espalda
a
esas
cosas.
Lo
que
creo
es
importante
es
aprender,
escuchar,
escuchar
cosas
que
no
sabés.
Por
ejemplo,
estar
en
un
magazine,
para
mí,
en
Blender.
Ahí
escucho,
y
hablo,
aprendés.
Me
gusta
por
ejemplo
la
columna
de
boxeo
que
hago,
y
estoy
pensando
en
hacer
un
libro
sobre
eso.
Me
gusta
que
los
boxeadores
conmigo
puedan
hablar
de
otras
cosas,
de
música,
de
libros,
de
cine.
¡Qué

yo!,
siento
que
escuchar
una
parte
es
muy
importante
y
a
veces
nos
olvidamos
de
eso.

—Te
venís
riendo
de
la
idea
del
galán,
desde
el
teatro,
desde
el
show
en
Blender
con
Gonzalo
Heredia…

—Nos
reímos
con
conocimiento
de
causa.
Yo
crecí
con
novelas,
con
muchas
de
ellas,
con
clásicos.

lo
que
representa
una
novela,
y
reírnos
nunca
tiene
que
ver
con
enojo,
o
renegar.
Yo
no
reniego
de
eso.
Siento
que
es
una
forma
de
contar
muy
nuestra,
que
definió
–ahora,
así,
a
la
distancia–
un
momento,
pero
que
nos
juntaba
a
todos,
que
tenía
muchas
cosas
que
se
perdieron
de
la
TV,
como
la
familia
sentada
viendo
algo.
Entonces,
desde
el
streaming,
desde
una
serie
que
hicimos
y
un
show,
hablamos
de
los
lugares
comunes
de
nuestros
trabajo
con
Gonzalo
y
con
Galia
Moldavsky,
y
eso
la
verdad
que
tuvo
un
rebote
genial.
Y
creo
que
tiene
que
ver
con
la
gente
que
quiere
seguir
escuchando
esto,
la
gente
todavía
quiere
esas
historias
de
amores
imposibles.
Lo
bueno
de
Envidiosa
es
que
le
pega
una
vuelta
a
todo
eso,
se
sale
de
ciertas
cosas
machistas
que
estaban
ahí.
No
hay
chistes
básicos,
al
menos,
no
como
los
había
en
otro
momento.

—¿Cómo
te
gustaría
que
siga
el
fenómeno
“Envidiosa”?

—Como
siempre,
primero
agradecido
por
todo
lo
que
ha
sucedido.
Como
te
dije
antes,
se
encontró
algo,
y
ese
algo
le
habla
a
mucha
gente,
muchísima.
Por
mí,
hagamos
veinte
temporadas
más.
Creo
que
cada
vez
más
y
en
esta
segunda
temporada
se
nota,
la
gente
ya
se
enganchó
con
los
personajes
y
eso
es
algo
que
es
vital.
Desde
ahí,
podés
contar
de
todo,
podés
contar
mil
historias,
mil
amores.
Obvio
siempre
tenes
que
volver
a
determinados
rincones,
pero
creo
se
ha
logrado
dar
en
el
corazón
de
algo
que
todos
querían
ver
y
es
un
placer
eso.
Estamos
todos
muy
contentos
con
lo
que
pasa
con
la
serie
y
ojalá
podamos
seguir.
Me
cuentan
las
chicas
que
les
pasa
lo
mismo,
que
los
saludan
con
el
nombre
del
personaje.
Y
Griselda,
que
tuvo
fenómenos
gigantes,
también
vive
algo
así.
De
verdad,
cuando
digo
que
estamos
muy
contentos,
tiene
que
ver
con
eso,
con
el
amor
de
la
gente
y
poder
contar
historias
en
nuestro
país
para
nosotros.