“Es un show que cambió la música”

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Oz
Rodríguez
formó
parte
de
Saturday
Night
Live,
fue
director
de
algunos
segmentos,
y
hoy
es
uno
de
los
codirectores
de
uno
de
los
festejos
del
famoso
show:
Ladies
&
Gentlemen…50
Years
of
SNL
Music,
parte
de
las
celebraciones
disponibles
en
Universal
+
por
los
50
años
del
mítico
show
que
alteró
para
siempre
la
cultura,
primero,
norteamericana
y,
con
el
tiempo,
la
global.
Hasta
hace
cinco
minutos
la
aparición
de
la
motosierra
que
Milei
le
regaló
a
Elon
Musk
era
algo
que
veíamos
en
nuestro
noticieros.
Ese
es
el
rebote
de
SNL.
Los
50
años
del
show
que
vio
nacer
a
Adam
Sandler,
Chevy
Chase,
Will
Ferrell,
Kristen
Wig,
Tina
Fey,
Chris
Rock
y
decenas
de
nombres
cruciales
de
la
comedia
audiovisual
delante
y
detrás
de
la
pantalla
(el
reciente
conductor
del
Oscar
Conan
O’Brien
fue
parte
y
el
cocreador
de
Seinfeld,
Larry
David,
también).
Las
celebraciones
implicaron
un
especial,
ya
disponible.
Los
otros
contenidos
que
acompañan
la
fiesta
son
el
especial
SNL
50:
The
Homecoming
Concert,
y
dos
documentales
con
material
inédito
que
resaltan
el
legado
de
Saturday
Night
Live
en
la
televisión,
Ladies
&
Gentlemen…50
Years
of
SNL
Music
y
SNL
50:
Beyond
Saturday
Night,
ambos
disponibles
desde
ayer
en
Universal
+.

Junto
a
Queslove,
Oz
Rodriguez
tuvo
que
ver
horas
y
horas
de
materiales,
para
crear
un
material
de
tres
horas
que
da
cuenta
de
cómo
SNL
también
ha
sido
fundamental
en
la
identidad
musical
de
Estados
Unidos.
La
pregunta
era
básica:
¿cómo
cubrir
50
años
de
shows,
con
dos
canciones
por
programa?
La
respuestas
eran
muchas,
cuenta
el
mismo
Oz:
“Muchas
conversaciones
sobre
que
mostrar.
La
música
es
algo
muy
personal,
la
historia
de
la
música
depende
de
quién
es
algo
personal
(aunque
se
crea
que
no).
Entonces,
el
equipo
de
producción
comenzó
con
esas
conversaciones:
su
canción
favorita,
su
performance
favorita,
un
momento
importante
más
allá
del
gusto.
Había
que
ponerse
anteojos
de
documental
para
un
fenómeno
difícil
de
abarcar.
Por
ejemplo,
muy
bien
que
te
guste
Pearl
Jam,
pero
¿qué
historia
había
ahí
y
en
su
presencia
en
Saturday
Night
Live?
Entonces
ahí
empezaron
a
aparecer
momentos,
canciones,
instantes
que
además
de
tener
peso
musical
tenga
algo
que
contar,
que
era
espejo
de
ese
momento
en
el
show,
en
Estados
Unidos
o
incluso
en
el
mundo”.
Y
suma:
“Había
cosas
obvias
como
la
performance
más
famosa
de
la
historia
en
SNL
que
es
cuando
cantó
Sinead
O’Connor
y,
sin
que
nadie
lo
supiera,
sacó
una
foto
del
papa
Juan
Pablo
Segundo
y
la
rompió
a
la
mitad.
Ese
momento
es
un
ejemplo
claro
de
lo
que
buscamos.
Por
supuesto,
lo
queríamos
abarcar.
Pero
también
hubo
cosas
que
se
fueron
dando
en
el
proceso
del
documental.
Por
ejemplo,
Bad
Bunny
fue
invitado
en
el
proceso.
Fue
invitado
como
host
y
número
musical,
entonces
lo
sumamos
desde
mucho
más
de
lo
que
esperábamos.
Vimos
la
semana
entera
de
trabajo
en
SNL.
En
un
comienzo
SNL
era
una
cápsula
de
la
música
británica
y
norteamericana
y
con
el
tiempo
se
ha
dado
cuenta
de
su
propia
entidad
y
rebote
a
nivel
internacional.
Entonces,
Bad
Bunny
es
un
claro
botón
de
muestra
de
eso.
Ahora
estuvieron
Bad
Bunny,
Karol
G,
incluso
los
chicos
de
BTS.
Fue
una
conversación
que
tuvimos
con
el
equipo
hasta
el
último
día,
buscando
las
mejores
historias”.

—¿Qué
sentís
que
dice
entonces
“Saturday
Night
Live”
como
lugar
que
voluntaria
o
involuntariamente
se
ha
convertido
en
una
forma
de
leer
la
historia
de
la
música?

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

—Creo
que
dice
que
vive
en
el
presente,
que
deja
en
claro
que
cada
paso
es
un
riesgo
creativo,
que
demuestra
lo
que
sucede
en
este
momento.
Por
eso
todavía
sigue,
porque
no
se
ha
quedado
estancado
en
el
grunge,
o
el
heavy
metal.
Te
enseña
todo.
Al
estar
tan
pendiente
de
la
música
que
viene
por
ahí,
siempre
está
un
paso
adelante.
Sea
en
su
elección
o
en
la
forma
en
que
muestra
a
un
nombre
clásico.
Atiende
que
se
hace
popular:
por
ejemplo,
pienso
en
The
Strokes,
que
después
de
su
presentación
ahí,
siendo
bien
jovencitos,
pegan
un
salto
de
la
popularidad
que
podría
decirse
fue
fundamental
para
la
fama
global
que
tienen.
Todavía
sabemos
quienes
son
The
Strokes
y
que
son
importantes
hasta
el
día
de
hoy.
Eso
se
ha
dado
con
mucho,
muchísimos,
nombres.

—¿Qué
encontraste
en
el
camino
que
te
generó
una
real
sorpresa,
que
te
genera
una
nueva
lectura
de
algo?

—Por
ejemplo,
Adele.
Esa
historia
es
muy
interesante.
Adele
llega
como
una
chica
británica,
con
una
voz
muy
increíble
y
cuando
se
va
es
Adele.
No
me
sabía
esa
historia
entera.
O
la
historia
de
Nirvana
cuando
se
les
rompe
el
drumstick,
el
palito.
Yo
trabajé,
yo
edité,
el
capítulo
de
Kayne
West,
y
en
la
edición
encontré
varias
cosas.
Por
ejemplo,
el
momento
en
que
el
integrante
del
elenco
Kenan
Thompson
a
la
hora
de
saludo
final
donde
cómics
y
músicos,
e
invitados
se
unen
en
el
escenario,
ve
que
Kayne
West
tiene
el
gorro
de
MAGA,
(Make
America
Great
Again).
La
impresión
en
el
rostro
de
Kenan
es
algo
que
encontramos
en
la
edición
y
que
yo
no
sabía
que
existía.
Jack
White
era
fanático
de
Nirvana,
y
estaba
muy
emocionado
cuando
sabía
que
iban
a
tocar
en
SNL,
siendo
él
mucho
más
chico.
Quería
verlo,
cuenta,
para
aprender
las
canciones.
Es
decir,
un
fanatismo
como
uno.
Yo
era
fan
de
Nirvana
y
por
eso
vi
Saturday
Night
Live.
Ahí
me
convertí
el
fan
del
show.
Ese
gancho,
ese
público
que
traen
los
músicos
es
algo
de
lo
que
también
hablamos.

—¿Crees
que
“SNL”
es
más
un
gran
museo
de
la
música
o
un
lugar
de
vanguardia?

—Son
las
dos
cosas.
Es
una
cápsula
de
la
música,
que
tiene
momentos
de
gigantes
grabados
en
la
TV.
Famosos
en
todo
el
mundo.
Ha
tocado
todo
el
mundo.
Creo
que
la
única
persona
integral
de
la
historia
de
la
música
de
Estados
Unidos
que
no
tocó
es
Michael
Jackson.
el
resto,
creo
que
todos
tocaron.
Hasta
Bob
Dylan,
alguien
que
uno
se
imagina
que
no
sale
de
la
casa.
Por
eso,
ves
un
programa
de
SNL
entero
y
sabes
que
estaba
pasando
esa
semana,
por
el
contexto
que
te
da
el
show.
Ellos
siempre
quieren
presentar
algo
que
viene
nuevo
a
la
hora
de
la
música.
Es
un
gran
balance
de
la
historia
de
la
música
y
de
lo
que
viene
en
el
futuro.
Creo
que
por
eso
ha
seguido
este
programa.
En
lo
musical,
siempre
hay
algo
interesante.
Cuando
se
presenta
a
alguien
nuevo,
y
tiene
una
buena
performance,
se
genera
un
público
nuevo
para
esa
persona.

—¿Qué
descubriste
de
la
curación
a
la
hora
de
los
shows?

—Si
te
fijas,
ellos
siempre
quieren
presentar
una
persona
nueva,
un
talento
o
banda
nueva,
pero
tienen
cuidado.
No
quieren
presentar
a
una
persona
que
no
tenga
la
suficiente
experiencia
en
vivo.
Si
hay
un
artista
que
ha
tocado
en
un
programa,
les
conviene,
porque
saben
que
tiene
la
experiencia
de
las
cámaras.
Eso
lo
necesitan.
No
se
arriesgan
tanto,
o
son
inteligentes
para
ver
qué
programar.
Quieren
algo
que
esté
a
punto
de
estallar
a
la
hora
de
lo
nuevo,
entonces
tratar
de
lograr
ese
momento
exacto
entre
la
fama
global
y
una
fama
relativa,
que
te
pone
en
radar.
El
programa
tiene
un
olfato
para
eso,
para
entender
el
potencial
de
algo.
Y
eso
ha
quedado
demostrado
a
lo
largo
del
tiempo
y
de
los
diferentes
momentos.
De
vuelta,
si
ves
los
nombres,
son
muchos,
muchísimos,
y
haber
logrado
que
nos
den
tres
horas
para
contar,
cuando
inicialmente
eran
dos,
para
nosotros
es
una
alegría
gigante.
Creemos
que
este
documental
es
un
registro
importante
de
un
show
como
ningún
otro
ha
existido
en
la
faz
de
la
tierra.
Y
solo
basta
con
ver
una
performance
musical
para
sentir
eso.
Así
de
contundente
es
Saturday
Night
Live.