La comedia del año brinda con amigos

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Marzo
es
un
mes
con
varios
cambios
en
la
cartelera
teatral
porteña.
Se
estrenó
Druk
con
Pablo
Echarri,
Juan
Gil
Navarro,
Osqui
Guzmán
y
Carlos
Portaluppi,
adaptación
teatral
de
Thomas
Vinterberg
y
Claus
Flygare,
basada
en
la
película
Another
Round
de
Thomas
Vinterberg
y
Tobias
Lindholm,
ganadora
del
Premio
Oscar
a
la
Mejor
Película
Extranjera
en
el
2020.
La
versión
local
la
hizo
Javier
Daulte
quien
también
asumió
la
dirección.
Las
funciones
serán
de
miércoles
a
domingo
en
el
teatro
Metropolitan
(Av.
Corrientes
1343).
Se
podría
subrayar
que
hasta
hace
muy
poco
estaban
en
otros
teatros.
Pablo
Echarri
hizo
funciones
y
luego
gira
con
Art,
mientras
que
Carlos
Portaluppi
terminó
con
las
representaciones
de
Jardines
salvajes.
Ahora
compartirán
por
primera
vez
escenario.

—¿Vieron
la
película
dinamarquesa
que
ganó
el
Oscar?

PABLO
ECHARRI:
Sí,
hace
poco
la
vi.
Intenté
que
no
interfiera
en
el
trabajo,
sobre
todo
en
el
proceso
creativo,
donde
había
una
propuesta
que
era
sustancialmente
diferente
a
lo
que
podía
ser
una
película,
pero
no
pude
contener
las
ganas
y
la
terminé
viendo.
Gran
película
y
muy
bella.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

CARLOS
PORTALUPPI:
Si
la
había
visto
y
él
(Pablo
Echarri)
se
resistió
un
poco
en
un
principio,
pero
lo
terminamos
convenciéndolo.
Creo
que
es
una
película
que
nadie
puede
perdérsela,
sobre
todo
si
amás
al
cine.
Me
parece
que
es
una
obra
de
arte
lo
que
hizo
Thomas
Vinterberg.
No
nos
olvidemos
que
es
el
hombre
con
el
que
surge
el
movimiento
llamado
“dogma”,
completamente
diferente
a
lo
que
era
un
cine
comercial.

—¿Cómo
es
la
relación
de
ustedes
con
el
alcohol?

P.E:
Nos
llevamos
muy
bien.
El
alcohol
es
un
compañero
al
que
hay
que
manejar
de
manera
muy
ajustada,
porque
son
de
esos
amigos
que
se
terminan
abusando
de
uno.

Cuando
uno
no
logra
generar
estructuras
sólidas
o
la
cabeza,
el
corazón
o
el
espíritu
están
un
poco
dispersos,
el
alcohol
logra
meterse
en
esos
agujeros.
Pero
también
genera
en
algunos
momentos
situaciones
de
expansión,
relajación
o
musicalidad.
Creo
que
nadie
puede
manejarlo
y
de
hecho
esto
trata
la
obra.
Desde
el
comienzo
se
anuncia
la
teoría
de
un
filósofo
que
señala
que
el
ser
humano
tiene
un
déficit
del
0,5%
de
alcohol
en
la
sangre.
¿Cómo
se
hace
para
manejar
ese
porcentaje
sin
excederse?
De
eso
trata
el
espectáculo.
De
cómo
este
porcentaje
que
parece
que
dar
valentía
y
musicalidad
a
la
persona
puede
pasar
a
transformar
su
vida
en
una
pesadilla.

C.P:
Mi
relación
es
muy
buena
en
el
sentido
de
que
jamás
abusé
del
alcohol.

me
gusta
mucho
compartirlo
con
amigos.
Hace
un
par
de
días
tuvimos
un
hermoso
encuentro
y
nos
tomamos
una
botella
de
vino,
asado
de
por
medio
y
creo
que
contribuye
a
fortalecer
un
poco
el
vínculo.
Me
parece
que
es
un
sinónimo
de
brindis,
de
compartir,
no
te
voy
a
decir
que
como
el
mate,
porque
son
completamente
diferentes,
pero
tiene
algo
del
ritual
y
de
comunión.
Sin
hacer
ningún
tipo
de
apología,
creo
que
tomar
unas
copas
de
vino
está
habilitado.

—Los
actores
de
la
película
confesaron
que
habían
hecho
un
estudio
de
cómo
se
comportan
los
borrachos,
incluso
viendo
videos.
¿Les
pasó
a
ustedes?

C.P:
(Risas)
Nosotros
nos
juntamos
a
tomar
y
listo…

P.E:
Hay
gente
que
tiene
una
relación
bastante
moderada
con
el
alcohol.
Tengo
55
años
y
a
lo
largo
de
mi
vida
he
tenido
distintos
tipos
de
relaciones
con
el
alcohol.
Ese
exceso,
pasarme
de
ese
0.50,
no
he
tenido
que
investigarlo
en
ningún
YouTube,
ni
en
ningún
lado.
Lo
he
sentido
y
lo
puedo
llegar
a
sentir
porque
puedo
pasarme.
Lo
que

soy
consciente
de
cuáles
son
las
consecuencias
posteriores.
Uno
con
el
paso
de
los
años
se
da
cuenta
que
el
límite
se
lo
va
poniendo
el
cuerpo,
la
mente,
el
espíritu,
porque
el
exceso
de
alcohol
no
solamente
lastima
el
cuerpo,
sino
que
también
hiere
a
la
mente
y
al
espíritu.
Hay
momentos
que
uno
necesita
y
desea
lastimarlo
un
poquitito,
rasparnos
contra
el
piso.
Creo
que
el
alcohol
es
un
elemento
que
está
instalado
en
la
humanidad
desde
el
comienzo
de
la
historia.
Cuando
revisa
los
libros
y
el
nacimiento
de
las
civilizaciones
siempre
está
el
vino.

C.P:
Hay
muchas
loas
al
vino
y
temas
que
se
han
hecho
a
partir
de
él
o
de
estar
en
una
situación
etílica,
por
así
decirlo.
De
hecho
el
personaje
que
interpreta
Pablo
termina
mencionando
ciertas
personalidades
que
han
tenido
su
vínculo
con
el
alcohol,
y
han
creado
cosas
maravillosas,
aún
en
ese
estado.
Todos
hemos
tenido
en
algún
lugar
algún
contacto
y
experiencia
con
algún
familiar
o
con
algún
amigo
que
sabe
de
su
conducta
y
su
relación
con
el
alcohol,
Más
allá
de
que
no
me
haya
tocado
a

personalmente.
Alguna
vez
me
pegué
una
borrachera,
pero
más
adolescente,
después
de
grande
supe
controlarme,
no
porque
le
tuviera
miedo,
sino
porque
simplemente
es
una
cuestión
de
gustos.
Soy
de
parar
a
veces
cuando
me
doy
cuenta
que
el
cuerpo
mismo
me
lo
dice.

—Los
protagonistas
son
cuatro
profesores:
¿Cómo
asumen
ese
papel?

P.E:
Es
una
característica
de
los
personajes.
Lo
que
les
sucede
a
ellos
primero
es
que
están
atravesados
por
situaciones
personales,
familiares,
maritales
y
la
relación
con
los
hijos
está
puesta
en
un
primer
plano
y
luego
son
profesores.
Trasladan
esas
dificultades
y
límites
que
tienen
a
su
relación
con
los
alumnos.
Me
resulta
muy
atractivo
a
esta
altura
de
mi
vida
encarnar
a
un
profesor
con
problemas
personales
profundos,
de
pareja,
situaciones
de
abandono
en
lo
personal
y
alejamiento
también
con
sus
hijos.
Los
años
a
veces
avanzan,
uno
se
oscurece
y
deja
de
cumplir
algunos
sueños,
entonces
se
pone
más
hosco
y
se
aleja
de
las
personas
que
uno
quiere.
Estos
ingredientes
de
la
amistad,
la
comunión,
el
encuentro
con
la
comida
y
la
bebida
entre
los
amigos,
permitirán
luego
la
posibilidad
de
encontrarse
con
sus
alumnos.

C.P:
Ellos
lo
hacen
desde
un
lugar
muy
amoroso.
El
vínculo
que
tienen
y
la
experiencia
que
deciden
hacer
a
partir
de
una
teoría
de
este
psiquiatra
Finn
Skårderud,
que
es
quien
sostiene
que
el
hombre
nace
con
el
déficit
0,5%
de
alcohol
en
sangre.
Supuestamente
con
ese
índice
positivo
extra
adentro
del
flujo
sanguíneo,
uno
está
más
preparado
y
relajado.
Es
una
excusa
para
poder
desarrollar
y
atravesar
los
problemas
que
van
resolviendo
a
partir
de
modificar
sus
estados.
También
lo
utilizan
como
una
herramienta
para
poder
llegar
de
otra
manera
a
sus
alumnos
que
ven
que
no
están
llegando.
A

me
gusta
siempre
citar
unas
palabras
que
son
de
la
letra
de
un
chamamé.
Soy
nacido
en
Corrientes
y
el
poeta
Julián
Zini
escribió:
“El
vino
es
sangre
de
Cristo
porque
es
sangre
popular.”
El
autor
además
era
sacerdote.

—Es
evidente
que
la
escribió
un
hombre
que
conoce
la
psicología
masculina…

P.E:
El
alcohol
es
un
catalizador
que
abre
el
corazón
de
los
hombres,
las
mujeres
no
lo
necesitan,
a
veces
con
un
café
con
leche
les
basta.

C.P:
Decíselo
a
Chavela
Vargas…
(Risas)

—¿Cómo
ven
que
se
mantuviera
el
título
original
en
otro
idioma?

C.P:
Es
una
palabra
danesa.

P.E:
A

no
me
parece
mal.
Está
bueno
que
haya
un
arraigo
con
la
película.

—¿A
qué
le
tienen
miedo?

P.E:
Recupero
con
Druk
esos
nervios
viscerales
cerca
del
estreno.
Hacía
tiempo
que
no
lo
experimentaba,
porque
es
una
obra
compleja,
es
una
apuesta
realmente
grande
que
hacen
los
productores
Pablo
Kompel
y
Ricardo
Hornos,
porque
el
relato
no
es
simple.

C.P:
El
más
allá
es
ese
miedo
que
nos
detiene
–como
diría
Shakespeare–
del
cual
ningún
caminante
retorna.
Es
a
lo
único
que
le
temo,
después
soy
bastante
inconsciente.