La biografía cordobesa de Francisco: la huella del Papa argentino que tocó el alma del mundo

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A
la
hora
de
recodrad
la
figura
de
Jorge
Bergoglio,
convertido
en
el
Papa
Francisco
en
marzo
de
2013,
la
voz
de
Sebastián
Pfaffen
resuena
con
emoción
y
claridad.
No
sólo
por
haber
sido
uno
de
los
primeros
en
escribir
una
biografía
sobre
el
primer
Papa
latinoamericano,
junto
al
periodista
Javier
Cámara,
sino
también
por
haberlo
conocido,
entrevistado
y
acompañado
en
momentos
clave
de
su
pontificado.

Pfaffen,
cordobés,
periodista
y
hombre
de
fe,
recuerda
cómo
vivió
esa
cobertura
histórica
del
cónclave
en
Roma:
“Éramos
conscientes
de
que
estábamos
entrevistando
a
la
persona
más
buscada
del
planeta.
Sabíamos
que
lo
que
se
venía
con
Francisco
era
una
transformación
profunda
para
la
Iglesia,
con
luces
y
sombras,
pero
imposible
de
pasar
desapercibida”.


Desde
San
Antonio
de
Arredondo
hasta
el
Vaticano

La
última
visita
de
Francisco
a
Córdoba,
antes
de
ser
elegido
Papa,
fue
precisamente
a
nuestra
región:
San
Antonio
de
Arredondo,
donde
participó
de
una
encuentro
un
fin
de
semana
de
setiembre
de
2012.
Ese
paso
por
tierras
serranas
hoy
adquiere
otro
peso,
casi
como
una
despedida
silenciosa
antes
del
destino
mayor
que
lo
esperaba.

Pfaffen
rememora
ese
contexto
con
la
emoción
del
cronista
que
tuvo
la
suerte
–y
la
intuición
periodística–
de
estar
en
el
lugar
justo,
en
el
momento
exacto.
“Yo
cubría
calles
rotas
y
protestas,
no
era
el
tipo
de
periodista
que
mandan
al
Vaticano.
Pero
por
una
serie
de
decisiones
editoriales
en
Canal
12,
y
también
por
esa
loca
coincidencia
con
la
muerte
de
Chávez
que
casi
nos
cambia
el
rumbo,
terminé
en
Roma
para
cubrir
la
elección
papal”.

La
elección
de
Francisco
fue
seguida
por
miles
de
periodistas
de
todo
el
mundo.
La
plaza
de
San
Pedro
rebalsaba
de
gente.
“No
había
lugar
donde
hospedarse.
Todo
estaba
ocupado.
Era
una
locura.
Y
cuando
lo
nombran,
sentimos
que
la
historia
nos
pasaba
por
encima”.


Una
historia
que
se
escribe
desde
Córdoba

La
biografía
de
Francisco
escrita
por
Cámara
y
Pfaffen
tuvo
un
inicio
tan
improbable
como
potente:
“A
los
pocos
meses
de
su
elección,
Javier
dijo
que
teníamos
que
hablar
con
él.
Yo
pensaba
que
era
una
utopía,
pero
él
no
se
rindió.
Gracias
al
entonces
obispo
Carlos
José
Ñáñez,
y
con
el
aval
clave
de
Ángel
Rossi
—hoy
arzobispo
de
Córdoba
y
figura
espiritual
muy
cercana
a
Francisco—
logramos
que
nos
atendiera”.

El
3
de
febrero
de
2014,
el
teléfono
de
la
casa
de
Javier
Cámara
sonó:
“Hola,
soy
Jorge
Bergoglio”,
se
escuchó
del
otro
lado.
Y
así
comenzaron
varias
conversaciones
que
luego
se
convirtieron
en
la
base
de
un
libro
íntimo,
profundo
y
con
autorización
directa
del
Papa.

Francisco
les
abrió
las
puertas
del
Vaticano.
“Estuvimos
una
hora
y
media
tomando
mate
con
él.
Se
acordaba
de
todo
lo
que
nos
había
dicho.
No
corregía
nada,
sólo
revisaba
fechas
o
nombres.
Era
un
pastor,
un
hombre
que
te
miraba
a
los
ojos,
que
te
hacía
sentir
como
si
fueras
la
persona
más
importante
del
mundo”,
cuenta
Sebastián.


Un
legado
que
desafía

“El
gran
legado
de
Francisco
es
su
obsesión
por
una
Iglesia
cercana
al
dolor
humano,
una
Iglesia
que
acompañe.
Eso
generó
adhesiones
apasionadas,
pero
también
resistencias
dentro
de
la
misma
estructura
eclesial.
Su
estilo
directo,
argentino,
incluso
su
lenguaje,
era
difícil
de
comprender
para
otros
países.
Recuerdo
en
Brasil
cuando
dijo
‘hagan
lío’.
El
vocero
del
Vaticano
estuvo
media
hora
explicando
qué
quiso
decir.
Para
nosotros
era
normal,
pero
para
el
resto
del
mundo,
no”.

Pfaffen
sostiene
que
el
paso
de
Francisco
por
el
papado
quedará
marcado
como
uno
de
los
más
trascendentes
de
la
historia
contemporánea.
“Fue
uno
de
los
Pedro
del
siglo
XXI.
Lo
que
hizo,
guste
o
no,
no
tiene
precedentes.
Un
argentino
fue
el
pastor
del
mundo.
Eso
no
va
a
repetirse
nunca
más”.

Y
concluye:
“Su
pontificado
se
define
por
ese
deseo
de
transformar,
de
sanar,
de
unir.
En
un
momento
crítico
de
la
Iglesia,
él
puso
el
cuerpo,
el
alma
y
la
fe.
Y
Córdoba
—y
por
qué
no
Carlos
Paz—
tienen
su
pedacito
de
esa
historia”.