“Queremos reactivar la concurrencia a las salas de cine”

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Se
sabe
que
el
cine
lleva
mucho
tiempo,
pero
en
el
caso
de
la
película
Mensaje
en
una
botella
la
preparación
previa
que
decidió
tener
su
director
y
guionista,
Gabriel
Nesci,
asombra.
Dice:
“Estudié
durante
dos
años
en
una
escuela
(CAVE/Colegio
Argentino
de
Vinos
y
Espirituosas),
para
investigar
a
la
hora
de
escribir
el
guión
de
esta
película.
Me
pareció
que
era
la
forma
más
auténtica
de
hablar
del
tema”.
Luego
de
las
películas
Días
de
vinilo
y
Casi
leyendas,
Nesci
hoy
descubre
el
proceso
creativo
de
ésta
su
tercera
ficción:
“Empecé
a
escribir
en
el
2009,
año
en
el
cual
empecé
a
estudiar.
La
primera
versión
de
guiones
es
del
2015
e
inicié
el
camino
de
la
producción
en
el
2018.
Después
la
pandemia
puso
todo
un
poco
en
stand
by.
Pero
hace
quince
años
que
el
proyecto
está
dando
vueltas
por
mi
cabeza”.

Se
la
puede
en
las
pantallas
grandes
con
un
elenco
que
encabezan
Luisana
Lopilato,
Benjamín
Vicuña,
Benjamín
Amadeo
acompañados
por
Luciano
Cáceres,
Rafael
Spregelburd,
Marina
Bellati,
Valeria
Lois,
Belén
Chavanne,
más
las
participaciones
especiales
de
Luis
Machín,
Eduardo
Blanco,
Gabriel
Corrado
e
Inés
Estévez.

—¿Te
inspiraste
en
la
película
norteamericana
de
1999…?

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

NESCI:
No,
ese
film
titulado
Message
in
a
Bottle,
protagonizado
por
Kevin
Costner,
fue
traducido
aquí
como
Mensaje
de
amor.
Nuestra
película
se
llama
Mensaje
en
una
botella
básicamente
porque
tiene
muchísima
alusión
al
mundo
del
vino,
pero
también
al
de
la
música.
El
personaje
que
interpreta
Eduardo
Blanco,
que
es
el
padre
de
Denise
(Luisana
Lopilato)
es
un
melómano
absoluto.
Quería
que
eso
estuviera
representado
en
el
título
y
por
eso
la
canción
de
The
Police,
que
también
está
en
la
película
en
su
versión
original.
La
protagonista
usa
las
botellas
para
enviarse
a

misma
mensajes
al
pasado,
pero
también
habla
del
mundo
del
rock.
Ponerle
un
nombre
a
una
película
es
algo
que
es
muy
difícil.
A

me
cuesta
mucho,
pero
en
este
caso
sentí
que
sintetizaba
todo.

—El
personaje
del
padre
(Eduardo
Blanco)
es
un
melómano:
¿es
tu
álter
ego?

N:
Podría
serlo.
Estoy
convencido
de
que
cuando
uno
escribe
sobre
algo
que
le
apasiona
es
donde
salen
un
poco
las
obras
más
genuinas.
A

me
apasiona
el
mundo
de
la
música
y
particularmente
la
melomanía,
la
colección
de
la
música
en
su
formato
físico,
desde
discos
de
vinilo
hasta
CD.
Me
gustó
la
idea
de
que
un
padre
intente
de
algún
modo
trascender
más
allá
de
sus
días
en
este
mundo
regalándole
a
su
hija
aquello
que
lo
hizo
feliz
y
en
este
caso
es
la
música.

—¿Por
qué
filmar
en
Mendoza?

N:
Me
pareció
que
el
personaje
de
Denise
(Lopilato)
tenía
que
provenir
de
Mendoza,
porque
es
la
capital
del
vino.
Amo
a
esa
provincia
y
la
conozco
mucho.
Tienen
un
programa
de
incentivo
para
la
producción
audiovisual
del
que
fuimos
parte.

que
se
va
a
enojar
la
gente
de
San
Juan
y
los
salteños,
quienes
también
tienen
vinos
tremendos.

—¿Cómo
ven
al
cine
argentino?

N:
Se
ve
un
poco
con
preocupación.
La
sensación
es
que
desde
ciertas
políticas
que
vienen
de
algunas
áreas
del
gobierno
se
lo
menosprecia.
Cuando
el
cine
argentino
que
nos
identifica
es
nuestro
espejo
y
nos
lleva
como
país
a
lugares
increíbles
del
mundo.
Llegamos
a
los
festivales,
obtuvimos
el
Oscar
y
es
una
fuente
de
trabajo
para
muchísimas
personas.
Además
es
una
tremenda
expresión
cultural
que
es
apreciada
por
muchísimos
países
y
que
justo
en
el
nuestro
se
menosprecie
es
duro.
De
todos
modos
me
parece
que
es
el
momento
de
hacerlo
con
más
fuerza,
resistir
y
seguir
contando
historias
con
los
recursos
que
tengamos,
cuando
es
posible
hacerlo
a
lo
grande,
como
en
este
caso,
genial,
pero
cuando
solamente
sea
con
un
celular
hay
que
hacerlo
también.

VICUÑA:
Sabemos
del
potencial
que
tiene
el
cine
argentino
y
también
las
dificultades
que
hoy
está
atravesando
la
industria,
pero
no
queda
más
que
por
un
lado
resistir,
ser
crítico,
pero
también
optimista,
porque
hay
un
desafío.
Con
esta
película
deseamos
poder
convocar
nuevamente
a
la
familia
argentina
para
que
vaya
a
las
salas.
La
gente
necesita
ver
cine
para
conversar,
debatir
y
enriquecerse.

—¿Qué
los
llevó
a
aceptar
hacer
la
película?

LOPILATO:
Nunca
había
hecho
una
película
con
viajes
en
el
tiempo,
de
ciencia
ficción.
Me
parecía
interesante
como
actriz
poder
contar
diferentes
etapas
de
un
mismo
personaje.
Son
como
quince
o
doce
años
que
se
cuentan
en
la
vida
de
Denise.
Ella
descubre
un
método
para
mandarse
mensajes
al
pasado
y
cambiar
algunas
cosas
para
que
su
presente
sea
diferente.
En
estos
cambios
al
pasado
se
encuentra
con
muchas
relaciones
que
tuvo,
las
quiere
cambiar
para
no
volver
a
repetir
el
mismo
error.
Para

una
de
las
relaciones
más
lindas
que
ella
tiene
es
con
su
padre,
que
lo
interpreta
Eduardo
Blanco.
Cuando
termina
la
película
te
deja
un
lindo
mensaje.
¿A
quién
no
le
gustaría
cambiar
algo
de
su
pasado?

V:
Un
guión
espectacular
que
no
solo
entretiene,
sino
que
interpela
a
esa
fantasía
que
tenemos
todos
de
viajar
en
el
tiempo.
Luego
trabajar
con
Gabriel
(Nesci)
que
es
un
supe
director.
También
un
elenco
muy
interesante.
Me
divierte,
me
genera
un
vértigo
y
un
desafío
poder
convocar
nuevamente
y
reconstruir
el
hábito
de
que
la
gente
vaya
a
las
salas
de
cine
y
disfruten
de
las
buenas
ficciones
argentina

AMADEO:
Me
entusiasmó
mucho
la
convicción
del
director
Gabriel
Nesci
con
la
que
me
fue
revelando
esta
historia,
que
a
priori
suena
como
un
enorme
desafío.
Disfruté
de
su
descripción
de
la
película
y
como
él
la
iba
a
filmar.
No
hay
nada
mejor
que
un
director
que
filma
sus
guiones,
porque
te
da
la
tranquilidad
de
que
sabe
muy
bien
lo
que
está
haciendo.
Me
gustó
el
desafío
de
hacer
un
personaje
que
se
mantiene
en
todo
el
recorrido
de
la
película,
tuve
que
mantener
una
misma
conducta
y
en
un
mismo
lugar.

—Sorprende
verte
sin
tu
cabellera
rubia:
¿Hubo
más
cambios?

L:
Fue
una
decisión
del
director
y
me
pareció
bien.
Al
ser
una
película
con
viajes
en
el
tiempo
era
imposible
no
usar
pelucas.
Tuve
que
estudiar
como
si
fuese
una
sommelier,
desde
cómo
se
abre
la
botella,
cómo
se
agarra
hasta
cómo
se
sirve.
Aprendí
mucho.
Viajé
a
Mendoza
con
toda
la
familia,
somos
muy
pegados.
Y
viajo
con
una
maestra
para
que
mis
hijos
no
pierdan
los
estudios.
Ahora
empiezo
a
filmar
La
pistolera
(la
leyenda
de
Pepita),
de
Lucía
Puenzo.

—¿Cuál
es
la
relación
que
tienen
con
el
vino?

N:
El
universo
del
vino
me
encanta.
Quería
que
la
película
funcionara
en
muchos
sentidos
y
que
estuviera
apta
para
que
la
vea
un
sommelier
o
un
enólogo
y
que
la
información
que
se
transmitiera
sobre
el
mundo
del
vino
fuera
real
y
fidedigna.
Quise
hablar
de
vinos
con
conocimiento,
porque
todos
los
personajes
citan
cepas
reales.
No
hay
ningún
dato
que
no
sea
preciso,
exacto.
Me
pareció
importante
que
hubiera
una
película
argentina
que
realmente
aborde
el
tema
del
vino,
más
allá
de
que
es
una
comedia
y
que
hay
una
historia.
Quería
que
haga
honor
a
la
bebida
nacional,
que
es
el
vino.

V:
Imagínate,
soy
chileno.
(Risas)
Me
encanta
y
me
parece
que
el
vino
es
la
sangre
de
esta
película.
Es
por
donde
circula
la
fantasía,
los
recuerdos
y
los
olores.
En
mi
caso
también
me
hace
acordar
a
mis
paisajes,
a
mi
viejo,
porque
me
funciona
como
un
vehículo
a
momentos
de
mi
vida.

A:
Disfruto
de
ese
universo
maravilloso,
infinito
y
muy
profundo.
Es
como
un
orgullo
también,
sobre
todo
con
ciertas
cepas.
El
vino
nos
representa
y
también
hace
que
sea
una
película
bien
argentina,
lo
que
me
gusta
mucho.