
Durante
años,
nadie
preguntó
por
ella
ni
por
sus
hijas
fílmicas.
Nadie
llamó,
nadie
tocó
una
puerta.
Las
Furias
(1960)
y
Las
Modelos
(1963),
las
dos
únicas
películas
de
Vlasta
Lah
–la
primera
mujer
en
dirigir
largometrajes
sonoros
en
el
cine
argentino–
seguían
ahí.
Guardadas.
Apiladas
en
un
rincón
de
la
Fundación
Cinemateca
Argentina
(FCA).
Sobrevivieron
a
mudanzas,
a
derrumbes,
al
olvido.
Hasta
que
una
biografía,
una
investigación
y
un
documental
corrieron
la
piedra.
Detrás,
imágenes.
Con
el
sonido
separado
del
cuerpo.
Vida
esperando
ser
devuelta.
Ahí
entramos
nosotros.
Desde
Fundación
Gotika
comenzamos
el
rescate.
Porque
alguien
tenía
que
hacerlo.
Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios
El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.
Si
bien
las
copias
se
preservaron
en
óptimas
condiciones
desde
su
ingreso
a
la
FCA,
el
almacenamiento
previo
–y
el
hecho
de
que
eran
copias
de
exhibición–
dejó
cicatrices:
saltos
de
emulsión
por
fricción
mecánica
en
proyectores,
perforaciones
rotas,
grasitud.
Y
el
ácido
acético,
el
temido
“síndrome
de
vinagre”.
Aun
así,
conservaban
algo
más
valioso
que
la
forma:
su
voz.
No
la
física,
sino
la
del
gesto.
Esa
manera
de
mirar
el
mundo
con
ojos
que
no
pedían
permiso.
Se
digitalizaron
ambas
películas
cuadro
por
cuadro,
a
la
máxima
resolución
posible,
para
rescatar
su
textura
original.
No
queremos
pulir
lo
que
Vlasta
filmó
con
crudeza,
ni
hacerlas
parecer
recién
hechas.
Queremos
que
vuelvan
a
respirar.
En
el
caso
de
Las
Furias,
el
proceso
de
conformado
–el
ensamblaje
de
todas
las
digitalizaciones
en
un
premáster
para
restauración–
fue
casi
un
homenaje
a
Mary
Shelley.
Reconstruirla
fue
un
acto
frankensteiniano:
unir
partes
de
distintas
copias
para
crear
la
mejor
versión
posible.
Con
los
premásteres
generados,
comenzó
la
restauración
de
imagen
y
sonido.
Para
la
imagen
usamos
el
mismo
software
que
emplea
la
Cineteca
di
Bologna:
Phoenix,
de
Filmworkz.
Y
nuestra
arma
secreta:
Gabriela
Plazas,
cocreadora
de
Fundación
Gotika
y
responsable
de
resucitar
cientos
de
películas.
Ella
trabaja
cuadro
por
cuadro:
estabiliza
fotogramas
deformados,
corrige
flicker,
reconstruye
cuadros
ausentes,
empata
texturas
entre
rollos
distintos.
Cada
fotograma
pasa
por
sus
manos.
En
las
películas
de
Vlasta,
las
rayas
son
una
sinfonía:
largas,
cortas,
verticales,
transversales,
blancas,
negras.
No
hay
automatismo
que
alcance.
Exigen
trabajo
manual,
mirada
paciente.
A
eso
se
suman
hongos
de
todos
los
tamaños
y
colores,
que
deben
ser
removidos
digitalmente.
También
hay
pelos,
puntos,
huellas
dactilares,
manchas
grandes
y
pequeñas,
empalmes
sucios,
cortes,
rayones
profundos.
Gabriela
corrige
problemas
de
luminancia:
blancos
quemados,
negros
enterrados,
contrastes
fuera
de
rango.
Cada
toma
se
empata
con
la
siguiente.
Y
ella
cuida
el
grano.
Porque
el
grano
no
estorba:
es
la
respiración
del
celuloide.
Evita
reductores
que
le
roban
el
alma
a
la
imagen.
Las
películas
se
restauran
respetando
su
piel,
su
tiempo
y
su
temperatura.
El
sonido
tampoco
se
queda
atrás.
Ahí
también
trabaja
un
restaurador
experimentado.
Se
limpia
sin
borrar.
Se
reduce
el
ruido
sin
desfigurar
voces
ni
ambientes.
La
restauración
sonora
busca
que
vuelva
a
sonar
como
era.
Solo
que
ahora…
se
escucha.
Restaurar
no
es
embellecer.
Es
resucitar
sin
mentir.
Y
hacerlo
con
respeto.
Este
proceso
es
técnico.
Pero
también
es
amoroso.
Y
justo.
Durante
décadas,
nadie
quiso
mirar
lo
que
una
mujer
había
filmado.
Ahora
que
esas
imágenes
reaparecen,
no
las
mostramos
como
curiosidad
arqueológica,
sino
como
lo
que
son:
una
voz
que
gritó,
que
narró
el
mundo
con
su
propia
gramática,
que
no
pidió
permiso.
El
reencuentro
será
pronto.
Las
Furias
y
Las
Modelos
serán
reestrenadas
en
la
nueva
sección
Mar
del
Plata
Classics
durante
la
40ª
edición
del
Festival
Internacional
de
Cine
de
Mar
del
Plata.
Vuelven
al
cine,
como
debe
ser:
a
oscuras
y
en
pantalla
grande.
Gracias
al
trabajo
de
Fundación
Gotika,
Vlasta
Lah
no
solo
vuelve
a
proyectarse.
Vuelve
a
tener
cuerpo.
Vuelve
a
existir.
*Cocreador
de
Fundación
Gotika.