Hollywood vuelve a abrazar a los héroes “duros”

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Por
años,
el
cine
de
acción
pareció
encerrado
en
su
propio
laberinto:
secuelas
ruidosas,
coreografías
digitales,
héroes
de
cartón
que
resolvían
todo
a
los
golpes
pero
sin
peso
real.
Hollywood
compensaba
con
cosas
que
hacían
“pum”
pero
había
perdido
el
centro:
el
cuerpo,
el
riesgo,
la
aventura.
Pero
algo
cambió.

El
fenómeno
John
Wick”

(Keanu
Reeves)
y
la
trilogía
de
The
Equalizer”

(Denzel
Washington)
no
solo
recuperaron
el
espíritu
físico
y
sangriento
de
los
héroes
de
los
80
y
90,
sino
que
lo
actualizaron
con
madurez,
gravedad
y
dolor.
El
camino
lo
había
abierto
Liam
Neeson
con
Taken”,
pero
Reeves
y
Washington
lo
llevaron
más
lejos:
matan,
sí,
pero
cargan
con
el
peso
de
cada
bala.

Héroes de acción


Nueva
generación

Ese
revival
no
se
agotó
en
ellos.
Abrió
una
puerta.
Hoy,
ese
tipo
de
héroe
—solitario,
golpeado,
rudo
y,
por
momentos,
frágil—
vive
una
nueva
etapa
con
intérpretes
que
huyen
del
molde
juvenil
y
perfecto.
El
mejor
ejemplo
reciente
es
Fight
or
Flight”
,
donde
Josh
Hartnett,
a
sus
46
años,
se
transforma
en
un
antihéroe
de
puños
sucios
y
heridas
expuestas.
El
exgalán
de
los
90
hace
sus
propias
acrobacias,
se
deja
golpear,
suda
y
también
se
ríe
de

mismo:
casi
un
Bruce
Willis
de
estos
tiempos.
Su
regreso,
bautizado
con
humor
como
la
“Hartnettaissance”,
muestra
que
aún
hay
lugar
para
caras
conocidas
con
algo
nuevo
para
decir…
o
golpear.

“Me
ofrecieron
el
papel
a
los
44
y
pensé:
‘Nadie
me
manda
guiones
así.
Si
Keanu
puede,
yo
también’”,
cuenta
Hartnett
desde
un
hotel
neoyorquino,
entre
risas
y
con
jet
lag,
tras
volar
desde
Inglaterra,
donde
vive
con
su
pareja
y
sus
cuatro
hijos.

Héroes de acción

En
Fight
or
Flight”
,
Hartnett
encarna
a
un
exagente
desahuciado
que
debe
proteger
a
un
testigo
en
un
avión
lleno
de
asesinos.
La
película
es
violenta,
coreografiada
como
un
musical
bizarro,
y
regala
una
de
las
performances
más
físicas
del
actor,
que
aceptó
el
rol
después
de
años
en
proyectos
menores
porque
quería
volver
a
probarse.

Algo
similar
ocurre
con
Jack
Quaid
en
Novocaine”
 (2025),
donde
interpreta
a
Nathan
Caine,
un
hombre
con
una
extraña
condición
médica
que
le
impide
sentir
dolor.
La
premisa
podría
ser
ridícula,
pero
funciona
gracias
a
la
entrega
física
y
emocional
del
actor.

Héroes de acción

Quaid,
hijo
de
Dennis
Quaid
(una
de
las
caras
del
cine
de
acción
y
aventura
de
los
80),
encarna
a
un
nuevo
tipo
de
héroe:
trágico,
límite,
vulnerable.
Y
en
esa
elección
también
hay
una
forma
de
herencia:
el
cine
de
acción
pasa
de
padres
a
hijos,
pero
cambia
en
el
camino.
Lo
que
en
los
80
eran
golpes
y
frases
lapidarias,
hoy
son
silencios,
traumas
y
moretones.


Brutal
y
carnal


“Novocaine

no
sólo
sorprende
por
su
premisa:
mezcla
ciencia
real,
humor
negro
y
una
brutalidad
dosificada
con
estética
inteligente.
Quaid
no
es
invulnerable
porque
se
entrenó
en
la
CIA
(como
buena
parte
de
los
héroes
de
antaño).
Es
invulnerable
porque
tiene
una
condición
que,
en
la
vida
real,
podría
matarlo
sin
que
se
diera
cuenta.
Esa
tensión
entre
invencibilidad
y
fragilidad
define
a
este
nuevo
héroe
de
acción.

Héroes de acción

En
la
misma
línea,
Dev
Patel
aportó
lo
suyo
con
Monkey
Man

(diciembre
de
2024),
un
relato
intenso
de
venganza
física
y
emocional
que
marcó
su
debut
como
director.
En
ella,
interpreta
a
un
luchador
underground
con
un
pasado
brutal
y
una
necesidad
urgente
de
justicia.
Como
en
John
Wick”
,
el
trauma
mueve
la
acción.
Pero
Patel
agrega
una
mirada
distinta:
la
lucha
como
redención,
el
cuerpo
como
herramienta
política.
Nada
de
glamour,
todo
dolor.

Por
otro
lado,
Chris
Hemsworth
terminó
de
consolidarse
como
héroe
de
acción
moderno
en
Extraction
2”
.
Ya
sin
el
martillo
de
Thor,
se
hundió
en
el
fango
del
género
con
un
personaje
herido,
agotado,
brutal
pero
siempre
vulnerable.
La
icónica
secuencia
de
la
fuga
carcelaria
demostró
que
Hemsworth
no
solo
es
físico,
sino
también
creíble.
Su
presencia
impone,
pero
también
sufre.
Y
eso
hoy
vale
tanto
como
el
carisma:
viene
en
camino
la
tercera
parte
de
la
entrega
con
Netflix
por
supuesto
como
plataforma.

Héroes de acción

En
sintonía,
con
The
Accountant
2”
,
Ben
Affleck
encontró
por
fin,
un
rol
de
acción
que
le
calza
a
la
perfección.
Christian
Wolff,
un
autista
letal
que
combina
precisión
numérica
y
eficacia
mortal,
se
vuelve
mucho
más
interesante
al
compartir
pantalla
con
Jon
Bernthal.
Ambos
componen
una
dupla
que
aporta
humor,
humanidad
y
violencia
medida.
La
dirección
de
Gavin
O’Connor
brilla
en
los
combates
físicos
de
cercanía,
como
la
pelea
inicial
en
el
bar
y
el
tiroteo
final,
que
parecen
salidos
de
una
coreografía
matemática.
El
género
encuentra
en
estos
momentos
su
versión
más
precisa
y
eficaz.


Consagrados

Y
luego
está
Jason
Statham,
el
héroe
de
acción
que
nunca
se
fue
porque
jamás
abandonó
su
estilo.
En
un
universo
lleno
de
agentes
secretos
de
élite
y
asesinos
con
trajes
caros,
Statham
se
mantiene
fiel
a
su
clase:
la
trabajadora.
Sus
personajes
son
choferes,
apicultores,
soldados
retirados
o
simples
tipos
comunes
llevados
al
límite.
En
A
Working
Man”
,
su
más
reciente
película,
directamente
asume
su
identidad:
es
el
Keanu
Reeves
del
obrero,
el
que
arregla
con
los
puños
lo
que
el
sistema
ignora.
Su
acción
es
visceral,
sin
ornamentos.
Golpea
porque
algo
está
mal.
Y
eso,
en
tiempos
de
cinismo,
resulta
refrescante.

Héroes de acción

Y
finalmente,
el
rubro
se
sella
con
el
regreso
a
la
pantalla
grande
el
más
grande:
Tom
Cruise.
El
protagonista
de
“Misión
Imposible
8”
sigue
siendo
el
héroe
de
acción
arquetípico
en
una
industria
que
cambió,
pero
aún
no
encontró
a
su
reemplazo.

A
sus
más
de
60
años,
desafía
la
gravedad
y
el
paso
del
tiempo
con
una
entrega
física
que
pocos
actores
jóvenes
igualan.
Ya
no
se
trata
solo
de
correr,
saltar
o
pilotear
aviones
a
velocidad
supersónica,
sino
de
encarnar
una
idea
casi
extinta:
la
del
héroe
clásico,
capaz
de
enfrentar
cualquier
amenaza
con
determinación,
carisma
y
código
moral
inquebrantable.

En
un
panorama
donde
las
franquicias
buscan
reiniciarse
o
sobrevivir
mediante
efectos
digitales
y
rostros
intercambiables,
Cruise
insiste
en
hacer
todo
de
verdad.
Sus
escenas
imposibles
(también
en
Top
Gun:
Maverick”)

no
son
trucos
de
CGI,
sino
una
apuesta
por
la
autenticidad
física,
por
llevar
al
extremo
su
cuerpo
como
parte
del
espectáculo.
Es
el
último
gran
actor
de
acción
que
todavía
cree
en
el
cuerpo
como
herramienta
narrativa
y
en
el
riesgo
como
parte
del
relato.

Mientras
Hollywood
explora
nuevas
fórmulas
y
rostros,
Cruise
resiste
como
el
emblema
de
otra
era.
No
solo
por
nostalgia,
sino
porque
su
presencia
sigue
garantizando
lo
que
pocos
pueden
ofrecer:
emoción
real,
acción
palpable
y
una
estrella
irremplazable.

por
R.N.

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