Belén
Rivero,
directora
del
Instituto
Especial
Mariette
Lydis,
trazó
un
duro
panorama
sobre
la
situación
que
atraviesa
la
única
institución
dedicada
exclusivamente
a
la
educación
especial
en
Villa
Carlos
Paz
y
la
zona
sur
del
Valle
de
Punilla.
“Estamos
sobreviviendo,
y
esa
es
literalmente
la
palabra”,
afirmó
Rivero
en
una
entrevista
con
Carlos
Paz
Vivo.
La
institución
funciona
bajo
la
figura
de
una
asociación
civil
sin
fines
de
lucro
y
cuenta
con
tres
sedes:
la
escuela
especial
Mariette
Lydis
y
los
centros
de
día
Vida
Feliz
1
y
2.
Allí
se
brinda
atención
integral
a
niños,
jóvenes
y
adultos
con
discapacidad.
“Vivimos
con
incertidumbre
desde
hace
varios
años.
La
situación
no
empezó
ahora,
pero
hoy
ya
es
desesperante.
Todo
el
sistema
de
atención
a
la
discapacidad
está
siendo
precarizado”,
expresó
Rivero.
“Están
quitando
derechos
a
los
más
vulnerables”
Durante
la
entrevista,
Rivero
también
se
refirió
a
las
recientes
marchas
y
paros
que
protagonizó
el
sector
de
la
discapacidad.
Cuestionó
duramente
las
declaraciones
del
titular
de
la
Agencia
Nacional
de
Discapacidad
(ANDIS),
Diego
Spagnuolo,
quien
sugirió
que
el
cuidado
de
una
persona
con
discapacidad
es
responsabilidad
exclusiva
de
su
familia.
“Eso
fue
doloroso.
Insensible.
Nos
cala
hondo.
¿Qué
entiende
esa
persona
por
discapacidad?
¿Sabe
lo
que
es
trabajar
en
esto
todos
los
días?”,
se
preguntó
con
visible
indignación.
“Estamos
con
un
Estado
ausente.
No
hay
políticas
que
nos
respalden.
Por
eso
se
está
pidiendo
una
Ley
de
Emergencia
en
Discapacidad.
Porque
realmente
estamos
en
emergencia”,
subrayó.
Rivero
advirtió
que
si
no
se
toman
medidas
urgentes,
“se
están
quitando
derechos
a
la
parte
más
vulnerable
de
la
sociedad”,
y
añadió:
“Esto
no
es
solo
un
debate
económico.
Es
un
debate
moral
y
ético.
¿Qué
tipo
de
sociedad
queremos
ser?”
Una
comunidad
solidaria
Con
56
años
de
trayectoria,
el
Instituto
Mariette
Lydis
ha
mantenido
siempre
una
filosofía
basada
en
la
inclusión
y
la
solidaridad.
En
la
actualidad
asisten
cerca
de
100
estudiantes
a
la
escuela
especial
y
22
adultos
concurren
al
centro
de
día.
A
pesar
de
los
esfuerzos
comunitarios
–como
peñas,
polladas
y
ferias
para
juntar
fondos–
los
números
no
cierran.
“Solo
de
luz,
estamos
pagando
más
de
medio
millón
de
pesos
entre
los
tres
edificios.
A
eso
sumale
gas,
internet,
insumos,
mantenimiento,
computadoras.
Todo
lo
bancamos
nosotros”,
explicó.
El
50
por
ciento
de
los
estudiantes
no
tiene
obra
social,
y
aun
así
se
los
incluye.
“Nunca
dejamos
afuera
a
nadie
por
no
poder
pagar.
Pero
ahora
el
sistema
es
inviable.
Antes,
con
un
alumno
con
obra
social
podías
cubrir
un
sueldo.
Hoy
necesitás
tres
o
cuatro”,
detalló.
“¿Qué
pasa
si
desaparecemos?”
El
impacto
de
un
eventual
cierre
sería
devastador:
el
instituto
es
la
única
escuela
especial
de
la
zona.
Recibe
estudiantes
de
Tanti,
San
Antonio,
Icho
Cruz
y
otras
localidades
del
sur
de
Punilla.
“¿Qué
pasaría
con
esos
chicos
si
cerramos?
¿A
dónde
irían?
No
se
trata
solo
de
plata.
Se
trata
de
humanidad”,
concluyó
Rivero.