La observación espacial y el impacto de la tecnología en la era de los datos

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Foto:
Pixabay

La
ciencia
siempre
ha
sido
un
espejo
de
la
curiosidad
humana.

Uno
de
los
ejemplos
más
recientes
está
precisamente
en
América
del
Sur:
el
Observatorio
Vera
C,
con
un
telescopio
que
captura
imágenes
con
un
detalle
impresionante
cada
30
segundos.
Sólo
en
las
primeras
semanas
de
funcionamiento,
fue
posible
identificar
miles
de
asteroides
que
orbitan
cerca
de
la
Tierra.
Pero
detrás
de
estas
increíbles
imágenes,
hay
un
engranaje
menos
visible
e
igualmente
fascinante:
los
datos.


Cada
noche
de
observación

produce
unos
20
terabytes
de
información.
Y
es
precisamente
en
este
enorme
volumen
de
datos
donde
se
revela
uno
de
los
mayores
desafíos
(y
oportunidades)
de
la
actualidad.


El
poder
de
transformar
datos
en
conocimiento

Trabajar
con
volúmenes
tan
elevados
de
información
requiere
algo
más
que
buenos
ordenadores.
Se
necesitan
tecnologías
como
la
inteligencia
artificial
y
algoritmos
avanzados.

La
salud,
la
movilidad
urbana,
la
economía
e
incluso
los
hábitos
de
consumo
digital
dependen
de
la
capacidad
de
filtrar,
organizar
y
analizar
información
a
gran
escala.

Pero
es
en
la
ciencia
de
datos
donde
se
encuentra
el
corazón
de
esta
transformación.
Se
ha
convertido
en
un
lenguaje
común
entre
disciplinas
que,
hace
unos
años,
parecían
no
comunicarse
entre
sí.
Lo
que
empezó
como
una
herramienta
para
científicos
hoy
se
aplica
en
contextos
tan
diversos
como
el
análisis
predictivo
de
los
mercados
financieros
o
el
funcionamiento
de
plataformas
de
entretenimiento
online.


Cuando
la
ciencia
se
fusiona
con
la
experiencia
digital

La
frontera
entre
el
mundo
científico
y
el
universo
digital
cotidiano
es
cada
vez
más
difusa.
Las
mismas
estructuras
utilizadas
para
procesar
datos
astronómicos
están
detrás
de
los
algoritmos
que
impulsan
los
sistemas
de
recomendación
de
películas,
el
pronóstico
de
tendencias
y
la
personalización
de
contenidos
utilizados
en
diversas
plataformas
digitales.

 

Así
como
plataformas
de
streaming
como
Netflix
adoptan
este
sistema,
las
plataformas
de
juegos
online
también
lo
utilizan
para,
por
ejemplo,
resaltar
el

tragamonedas
con
bónus
grátis

en
la
primera
página,
o
resaltar
minijuegos
ya
que
conocen
las
preferencias
de
la
audiencia.


El
valor
de
la
educación
continua
en
este
nuevo
mundo

En
medio
de
tanta
tecnología,
hay
una
pregunta
fundamental
que
no
se
puede
ignorar:
¿quién
entiende
realmente
cómo
funciona
todo?
La
respuesta
no
está
sólo
en
los
ingenieros
y
programadores,
sino
en
todos
aquellos
que
invierten
en
su
formación
y
actualización.

En
Argentina,
una
de
las
instituciones
involucradas
en
el
proyecto
Vera
Rubin
ha
invertido
mucho
en
capacitación
técnica.
Incluso
con
recursos
limitados,
el
mensaje
es
claro:
es
posible
ser
parte
de
proyectos
científicos
internacionales,
siempre
y
cuando
haya
ganas
de
aprender
y
apoyo
a
la
formación
continua.

Más
que
nunca,
la
alfabetización
digital
ya
no
es
un
extra
y
se
ha
convertido
en
una
necesidad.


La
tecnología
sirve
como
vínculo
entre
la
ciencia
y
la
sociedad.

Hay
una
belleza
particular
en
la
forma
en
que
los
proyectos
científicos
grandiosos
terminan
reflejándose
en
nuestra
vida
diaria.
Lo
que
comenzó
con
la
ambición
de
observar
el
universo
con
mayor
detalle,
hoy
impulsa
innovaciones
en
áreas
tan
diversas
como
la
meteorología,
la
logística,
la
planificación
urbana
y
la
experiencia
digital
en
plataformas
en
línea.

La
creación
de
infraestructuras
robustas
para
recopilar
y
analizar
datos
ha
traído
consigo
un
nuevo
paradigma:
el
de
la
colaboración
entre
diferentes
sectores.
Ciencia,
empresas,
gobiernos
y
usuarios
están
inevitablemente
unidos
por
esta
red
invisible
de
datos
que
circula
cada
segundo.

Y
aquí
es
donde
se
siente
el
verdadero
impacto.
Cuando
la
ciencia
encuentra
espacio
para
influir
en
las
decisiones
prácticas
(desde
políticas
públicas
basadas
en
evidencia
hasta
sistemas
digitales
más
intuitivos)
todos
ganamos.
Ganamos
eficiencia,
precisión
y,
sobre
todo,
la
posibilidad
de
crear
soluciones
diseñadas
en
base
a
la
realidad.


Innovación
con
impacto:
una
apuesta
a
largo
plazo


Proyectos
como
el
de
Vera
Rubin

demuestran
que
la
innovación
no
se
trata
sólo
de
crear
algo
nuevo,
sino
de
transformar
el
conocimiento
en
impacto
y
también
de
ser
capaz
de
adaptar
diferentes
descubrimientos
a
diversos
campos,
ya
sean
sociales,
tecnológicos
o
relacionados
con
la
economía.

Esto
muestra
cuán
importante
es
la
inversión
en
ciencia
y
tecnología
para
que
un
país
se
posicione
como
ejemplo
global,
crezca
económicamente
y
se
convierta
también
en
un
polo
de
atracción
de
inversión
extranjera.

Esta
base
se
basa
en
la
cooperación,
la
formación
continua
y
la
capacidad
de
aplicar
el
conocimiento
en
contextos
reales.

El
futuro
no
sólo
será
de
quienes
tengan
más
datos,
sino
de
quienes
sepan
aprovecharlos
mejor.