Un nuevo comienzo para la música alternativa y sus posibilidades

0
3

La
música
argentina
vive
un
presente
en
ebullición.
Nuevos
proyectos,
nuevas
voces
y
nuevas
sonoridades
reconfiguran
un
mapa
que
parecía
estancado
antes
de
la
pandemia.
En
medio
de
esa
transformación
surge
Hora
Cero
Records,
un
sello
fundado
y
dirigido
por
Estanislao
López,
productor,
ingeniero
y
músico
que
desde
hace
años
viene
trabajando
con
algunas
de
las
bandas
más
interesantes
de
la
escena
independiente.
Con
el
lanzamiento
del
primer
single
de
Lisa
María
en
mayo
de
2025,
el
sello
terminó
de
consolidarse
como
un
espacio
curado
desde
la
sensibilidad
de
López
y
con
la
ambición
de
construir
comunidad.
“Dentro
del
mar
de
superficialidad
e
hiperconectividad
extrema
en
la
que
vivimos,
el
sello
busca
conectar
con
el
público
de
una
manera
más
honesta,
más
genuina”,
explica.
Desde
esa
premisa,
Hora
Cero
Records
se
posiciona
como
un
registro
vivo
del
presente
y
una
declaración
de
principios
sobre
lo
que
puede
ser
la
música
alternativa
en
la
Argentina.

—Hora
Cero
Records
nace
como
un
proyecto
curado
desde
tu
propia
sensibilidad
sonora.
¿Qué
tipo
de
búsqueda
estética
atraviesa
al
sello
y
qué
lo
diferencia
de
otras
propuestas
dentro
de
la
escena
alternativa?

—Por
un
lado,
lo
que
intentamos
mostrar
es
que
existe
algo
mucho
más
profundo
en
lo
artístico
que
lo
que
nos
rodea
últimamente.
Hay
historias
que
contar,
cosas
para
decir
y
formas
menos
superficiales
que
las
que
se
limitan
a
buscar
engagement
en
redes
o
a
performar
algo
solo
para
llamar
la
atención.
Por
otro
lado,
el
sello
busca
darle
una
estructura
organizada
a
bandas
que
necesitan
dar
un
paso
más
en
su
camino.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

—Este
año
editarás
los
álbumes
debut
de
Lisa
Cerati,
El
Nota,
Las
Tussi
y
el
tercer
disco
de
El
Club
Audiovisual.
¿Qué
te
atrajo
de
sus
proyectos
y
qué
une
a
artistas
tan
distintos
bajo
el
mismo
paraguas?

—Me
atrajeron
porque
son
artistas
increíbles,
sensibles
y
humanos,
algo
que
siento
que
cada
vez
escasea.
Son
grandes
compositores
y
tienen
canciones
que
se
sostienen
por

solas.
Todos
son
buscadores
de
algo
más
profundo
y
tienen
personalidades
muy
marcadas.
Eso
me
entusiasma:
no
se
parecen
a
nada.
En
un
mundo
en
el
que
las
canciones
tienden
a
sonar
iguales,
tener
una
identidad
artística
honesta
y
escribir
buenas
canciones
es,
casi,
un
acto
revolucionario.

—Tu
trayectoria
como
músico,
ingeniero
y
productor
cruza
décadas
de
evolución
estética
en
el
rock
argentino.
¿Cómo
influye
esa
experiencia
en
tu
rol?

—Creo
que
influye
de
manera
positiva,
siempre
que
uno
conserve
memoria
para
recordar
de
dónde
venimos
y
así
sembrar
un
presente
fértil
que
apunte
a
un
futuro
mejor.
Aprendí
muchísimo
tocando
tango
y
jazz,
y
también
de
las
noches
en
Los
Ángeles
en
2015,
cuando
giraba
y
convivía
con
la
escena
garage
y
psych
rock.
Conocí
músicos
y
productores
increíbles.
Una
noche
terminé
compartiendo
con
Daniel
Lanois,
productor
de
Dylan,
Neil
Young
y
U2.
Esas
experiencias,
que
parecen
impensadas,
no
solo
me
marcaron,
también
cambiaron
mi
manera
de
ver
la
vida
y
el
trabajo.

—Tu
producción
siempre
parece
moverse
entre
el
caos
y
la
belleza.
¿Hora
Cero
también
nace
desde
esa
tensión?

—Sí,
totalmente.
Esa
tensión
es
la
vida
misma.
Los
riesgos
que
asumo
son
casi
todos,
porque
no
apuntamos
a
la
música
que
uno
llamaría
“comercial”.
Vamos
detrás
de
algo
más
profundo
y
más
complejo.
No
seguimos
tendencias
ni
dependemos
del
challenge
de
TikTok.
No
renegamos
de
las
herramientas,
pero
la
idea
es
darles
otra
vuelta,
transformarlas,
volverlas
más
humanas.
Hora
Cero
ya
es
una
comunidad.
Las
bandas
que
forman
parte
están
conectadas,
tocan
juntas,
recorren
caminos
distintos,
pero
lo
hacen
de
manera
compartida.
Esa
camaradería
es
clave:
entender
que
si
a
uno
le
va
bien,
eso
también
ayuda
a
los
demás.
Es
un
sistema
de
retroalimentación.
La
comunidad
es
lo
más
importante
si
queremos
expandir
esta
escena.

Más
que
un
sello,
una
comunidad

J.M.D.

Desde
sus
inicios,
Hora
Cero
Records
se
concibió
como
algo
más
que
un
catálogo
de
artistas.
Para
Estanislao
López,
la
apuesta
es
construir
un
ecosistema
en
el
que
los
músicos
puedan
desarrollarse
sin
depender
únicamente
de
la
lógica
de
la
industria
tradicional.
Esa
visión
se
traduce
en
vínculos
horizontales,
colaboración
entre
bandas
y
un
espíritu
de
comunidad
que
atraviesa
al
sello.

Los
artistas
que
forman
parte
de
Hora
Cero
no
solo
comparten
un
espacio
editorial,
sino
que
también
se
acompañan
en
escenarios,
giras
y
procesos
creativos.
Lisa
María,
El
Nota,
Las
Tussi
y
El
Club
Audiovisual
representan
estilos
distintos,
pero
encuentran
un
punto
en
común
en
esa
necesidad
de
expresarse
desde
un
lugar
genuino.
Esa
diversidad
dentro
de
un
mismo
paraguas
refuerza
la
idea
de
un
movimiento
más
amplio
que
busca
posicionar
a
la
música
alternativa
en
el
centro
de
la
conversación
cultural.

La
comunidad
que
se
está
gestando
alrededor
de
Hora
Cero
no
se
limita
a
músicos:
productores,
ingenieros
de
sonido,
diseñadores
y
comunicadores
también
son
parte
activa
del
proyecto.
Para
López,
el
futuro
de
la
música
independiente
requiere
de
ese
entramado
colectivo
que
permita
sostenerse
en
un
contexto
cada
vez
más
difícil.
“Si
a
uno
le
va
bien,
eso
beneficia
al
otro”,
resume,
convencido
de
que
la
retroalimentación
es
el
motor
para
que
una
escena
crezca.

Lejos
de
limitarse
a
editar
discos,
Hora
Cero
Records
se
consolida
como
un
espacio
de
resistencia
y
creación,
un
laboratorio
sonoro
que
entiende
al
arte
como
herramienta
para
sensibilizar
y
comunicar.
En
tiempos
donde
la
industria
musical
parece
regirse
por
la
inmediatez
de
los
algoritmos,
el
sello
propone
detenerse,
escuchar
y
construir
comunidad.
Un
gesto
que,
más
que
un
reinicio,
busca
ser
un
nuevo
comienzo.